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Oncoinfluencers irmáns

Fernando Franco

Oncoinfluencers irmáns

El entorno marino del Talaso Atlántico fue crucial para que doce oncoinfluencers del país vecino decidiesen reunirse, por primera vez, para hablar de sus experiencias con esta enfermedad. Todas se fueron con la sensación de tener más fuerza y confianza para luchar contra el cáncer. El encuentro se organizó gracias a la implicación de Salvador Ramos, director médico del Talaso Atlántico, y de Catarina Malheiro, fundadora del Centro de Apoio ao Doente Oncológico de Portugal, logrando estrechar lazos con nuestros hermanos portugueses, en esta ocasión, rosas.

¿Manuel Castro otra vez? 

No me lo puedo creer. Estamos en tiempos de la Inteligencia Artificial Aplicada, de la Conectividad mejorada y 5G, de la Malla de Ciberseguridad, de la Realidad Virtual y Aumentada, de la videovigilancia con cámaras con analítica de vídeo integrada o cámaras recognitivas y, con todo ese arsenal de control del ciudadano (con el debido respeto por la protección de datos y la privacidad), ¿cómo es posible que en el centro de Vigo unos trogloditas atenten otra vez (¿y cuántas van?) contra la estatua de Manuel Castro, y esta vez no le sustraen el periódico, o unos dedos, o una mano, sino medio brazo quizás con una sierra? Elena Espinosa, mujer, no sé si será cometido tuyo como concejala de Seguridad o de alguna policía pero que a estas alturas de la innovación tecnológica se puedan reír una vez sí y otra también unos pandilleros macarras ahítos de copas y a lo mejor tambaleándose de los dispositivos de control urbano casi en el kilómetro cero de Vigo da mucho que pensar, ¿no?

Yo también delinquí, pardiez!

Bueno, yo también delinquí el otro día en otra ciudad aunque no en el nivel de esos patanes, malmirados, bellacos, mentecatos y hediondos, como les llamaría Don Quijote, que mutilan estatuas y a los que en otros tiempos se les imponían vergüenzas en plaza pública como el cepo. No, yo simplemente me aparté del buen camino, me alejé del sendero señalado por la ley dejando la mascarilla al cuello, en vez de subirla a la boca tras el sorbo de café (mentira, de gin tonic) con tres amigas: una abogada y funcionaria del Consejo General del Poder Judicial en Madrid, una secretaria del Colegio de Abogados y una trabajadora esencial, de las que pueden trabajar durante la pandemia. Se nos ocurrió situarnos en una terraza con 20 mesas más pero llenas de frescas camadas universitarias. Había allí decenas de personas en mesas separadas pero nos vieron a nosotros, que podríamos ser sus padres, despistados mascarilla abajo al final del estado de alarma; pensaron ¡qué carnaza! y ¡zasca! Propuestos para sanción. A los que mutilan estatuas, no los cogen.

Y la Misión del Silencio

El otro día hablamos aquí de los apuros económicos de la Misión del Silencio en su labor de ayuda diaria a tantos vigueses necesitados, muchos de ellos sin haber imaginado nunca que los efectos perversos de una pandemia les iba a vaciar sus neveras, que son las de sus hijos. Dimos un número de cuenta y ¡faltaban cuatro dígitos! ¡Perdón, hermana Guadalupe! Lo damos ahora bien. ES24 2080 5100 1330 0003 0632.

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