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Dos inyecciones al mismo nombre

María del Carmen enseña sus dos citas para la segunda dosis y su tocaya Pablo Hernández

“¿María del Carmen Álvarez Álvarez?”, le preguntaron tras identificarse como profesionales del Hospital Álvaro Cunqueiro. “Sí, soy yo”, respondió esta residente en Ponteareas, nacida el 20 de julio de 1944. “¿Cómo no vino a vacunarse?”, le interpelaron. Pero sí había ido. Recibió la primera dosis del preparado de Pfizer el 9 de abril y la segunda, el 1 de mayo.

El Sergas confunde a dos mujeres con el mismo nombre, el mismo día de nacimiento en distinto año y el mismo centro de salud y no cita a una de ellas para la segunda dosis

Mientras tanto, también en Ponteareas, en la casa de María del Carmen Álvarez Álvarez, nacida el 20 de julio de 1946, estaban preocupados porque no le habían citado para la segunda dosis. Tras muchas llamadas reclamándola y ninguna solución, fueron ellos mismos los que descubrieron cuál había sido la confusión, pero aún no le han dado fecha. El Sergas lamenta lo ocurrido, explica que es “una incidencia puntual” en una vacunación a “miles de personas” y garantiza que lo solventará hoy.

“Me llamaron y me preguntaron cómo no había ido a vacunarme, pero ya lo estaba”

Carmen con dos dosis

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Carmen Álvarez Álvarez, vacunada con dos dosis, de 76 años Pablo Hernández

La Carmen de 74 años recibió el primer pinchazo también el 9 de abril, como su hermana, su cuñada y otros amigos. Por eso, cuando a todos les pusieron el segundo y a ella no, empezaron a sospechar. Por insistencia de su familia, se puso en contacto con el Sergas para preguntar qué sucedía. En la primera llamada le dijeron que ya le habían dado la cita. Pero no la tenía. En la segunda, le preguntaron su número de carné de identidad y le dijeron que le llamarían. Como no lo hacían, insistió. En total, una decena de veces.

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"Me dijeron que ya estaba dada de baja, que ya tenía las vacunas" Abrieron una incidencia y fue entonces cuando le preguntaron: “¿Es este su número de teléfono?” Y no, no lo era.

Carmen, de 76 años a la izq., y Carmen, de 74 a la drcha. Pablo Hernández

Tuvieron la perspicacia de anotarlo. Llamaron. “¿Quién es usted?”, preguntaron. “¿Por qué le voy a decir cómo me llamo yo?”, respondió la Carmen de 76 años. Pero enseguida se entendieron. La segunda le contó que, a diferencia del primer pinchazo, para el segundo recibió dos mensajes. El primero de ellos, con una terminación del DNI que no era la suya.

Cuando acudió con su hijo al Ifevi, lo pusieron en conocimiento del los sanitarios. Abrieron una incidencia que no fue solucionada. De hecho, a los dos días, recibió la llamada del Álvaro Cunqueiro para preguntarle por qué no había acudido. “Imposible. ¿Cómo va a estar vacunada?”, le respondieron cuando les contó que tenía las dos dosis. Cuenta que “estuvieron mirando y mirando” y que, tras mucho debatir, le dijeron: “Lo dejamos así, pero para nosotros usted no está vacunada”.

“No sé cómo mezclaron los dos teléfonos”

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“No sé cómo mezclaron los teléfonos”, señala una de las Cármenes. “El error fue que no cotejaron los DNI”, destaca la otra. A la que le falta la segunda dosis, en una llamada al Sergas le reconocieron que “habían sido unos errores muy graves”. Como no supieron decirle cuándo le resolvería la incidencia, le recomendaron que fuera al Ifevi un día que administraran Pfizer y contara lo ocurrido. La suerte es que a las dos les tocaba de la misma farmacéutica y no hubo confusión con esto.

“Llamé varias veces y me decían que estaba dada de baja, que tenía las dos puestas”

Carmen con una dosis

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Carmen Álvarez Álvarez, vacunada con dos dosis, de 74 años Pablo Hernández

Consultado por este diario, el Sergas asegura que hoy lo resolverá. Subraya que es “una incidencia puntual”. “Vacunamos a miles de personas y un fallo puede ocurrir y más en este caso”, expone en referencia a las numerosas coincidencias. El área ha pinchado ya frente al COVID a más de 250.000 personas –unas 95.000 con dos dosis–. Son 345.000 citaciones.

La Carmen con las dos dosis sabía que compartía centro de salud con una tocaya –también de apellidos– porque cada vez que pedía la cita tenía que decir la fecha de nacimiento. Lo que no sabía era que esta solo difería en el año. Lo más curioso es que su hermano también compartía nombre y los dos apellidos con otro vecino, ya fallecido. Lo mejor que han sacado ambas Cármenes de esta experiencia es que se han conocido. Viven cerca. Se juntaron para hacerse la foto con la que se ilustra esta información y ya han quedado otro día “para tomar algo”.

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