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“Lifting” en el teatro Afundación en tiempos de pandemia

La Obra Social de Abanca instala luces led, mejora las butacas, cambia los ascensores y revisa la iluminación externa del edificio

“Lifting” en el teatro Afundación en tiempos de pandemia

En los camerinos se cambió moqueta por parqué.

Parte del suelo de la biblioteca se renovó.

La vieja y manida máxima de que detrás de cada crisis se esconde una oportunidad ha tomado forma en el teatro Afundación en el sentido más literal, directo... Y visible también. En mayo de 2020, coincidiendo con la desescalada del primer estado de alarma, los responsables de la Obra Social de Abanca decidieron empezar una serie de reformas que acaban de finalizar ahora, casi un año después. Al suspenderse la programación, Afundación vio la oportunidad de acometer trabajos que en condiciones normales, con el edificio acogiendo cada poco conciertos, obras de teatro y galas –por estas fechas tocaría, por ejemplo, la de los Vigueses Distinguido– es muy difícil programar. Los parones del último año causados por el COVID le han permitido solucionar ese escollo.

Las principales mejoras se centraron en la iluminación y los ascensores. Afundación ha renovado la maquinaria y cabinas de los tres elevadores del público y también ha instalado en todo el teatro luces led. Además de modernizar el edificio, los dos sistemas contribuyen a su mayor eficiencia energética. Los operaciones han acondicionado también los 14 camerinos del teatro, donde cambiaron la antigua moqueta por tarima, repararon rodapiés y marcos de ventana, hicieron trabajos de pintura y sustituyeron las cortinas por estores. En la zona del auditorio se repararon de forma “integral” las 502 butacas y pintó y modernizó el escenario y el acceso al montacargas.

En las alas de la planta superior de la biblioteca se cambió la vieja moqueta por “pavimento vinílico de alto tránsito”. Las 245 puertas del teatro se repararon y sometieron a una limpieza completa, lo que incluyó labores de lijado, barnizado, limpieza, pulido y el abrillantamiento de lsa piezas metálicas, como manillas, pomos y piezas ornamentales. La puesta a punto alcanzó también a los baños del edificio, donde se renovaron grifos, cargadores y descargadores de cisternas, latiguillos y llaves de paso. Todo con el objetivo de reducir el consumo de agua en las instalaciones.

Los trabajos se realizaron por fases, para no entorpecer la actividad que acogió el teatro a lo largo del último año, y acaban de finalizar con el objetivo de que el recinto esté a punto para la reactivación de la programación cultural. Desde Afundación avanzan que –al igual que las propias compañías– están esperando a la mejoren las condiciones para retomar su labor. “Con la distancia de metro y medio alrededor de cada butaca, el aforo está por debajo de las 200”, anota. En cuanto a la biblioteca, los planes de la entidad pasan por que esté de nuevo operativa ya en abril.

Como parte del proceso, Afundación está trabajando también en la iluminación exterior de la fachada. El objetivo: revisar y reparar circuitos eléctricos y los equipos y luminarias que estaban averiados o padecían problemas. Las luminarias ayudan a ensalzar la fachada del edificio, proyectado por Antonio Palacios en la década de 1920 para tomar el relevo del antiguo teatro Rosalía de Castro, destrozado durante un incendio declarado durante el Carnaval de 1910. Décadas más tarde el arquitecto Desiderio Pernas realizó una reahabilitación que se ianuguró en marzo de 1984. A la fachada se añadieron dos estatuas ecuestres de Juan Oliveira Vieitez, además de varias figuras de piedra de Manuel García Vázquez.

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