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La familia de Déborah da un paso clave: pide exhumar el cuerpo de la joven

La hermana y la madre de Déborah, en Tui. // MARTA G. BREA

“Queremos saber la verdad”. Este es el objetivo que mueve a la familia de Déborah Fernández-Cervera. Y con este fin acaban de dar un paso firme en el procedimiento judicial abierto para esclarecer esta muerte criminal ocurrida hace casi 19 años: el de solicitar formalmente a la jueza la exhumación del cuerpo de la joven viguesa para que pueda ser examinado por los médicos forenses en busca de restos de ADN o de otros vestigios que permitan arrojar luz. “Es un trámite doloroso para los padres, hermanos y seres queridos de Déborah, pero necesario para intentar determinar la persona que acabó con su vida”, afirman. El equipo legal que asesora a los allegados de la víctima venía sopesando la idoneidad de plantear la exhumación desde hacía ya varios meses y finalmente han decidido solicitarla en firme a raíz de las conclusiones de un informe pericial que acaban de presentar en el juzgado y que afianza la muerte homicida: el estudio determina, avanzan, que la joven falleció por asfixia y que además intentó defenderse de su agresor.

Para los abogados y la familia es “fundamental” descartar la hipótesis de la muerte súbita que siempre planeó sobre el caso. Y para tal fin acaban de presentar en el Juzgado de Instrucción 2 de Tui, el que lleva la causa, un informe médico legal pericial que determina “con una certeza moral, matemática y jurídica” que fue homicida. En un comunicado, informan de que el estudio fue realizado por un prestigioso especialista en medicina legal y forense y que en el mismo se concluye que la de Déborah “es una muerte violenta de etiología homicida por anoxia anóxica probablemente por la obstrucción de los orificios respiratorios y al menos parcial compresión torácico-abdominal”. Esa compresión torácica creen que se pudo realizar con alguna parte del cuerpo del agresor mientras le taponaban las vías respiratorias.

La conclusión del experto consultado por la familia es, por un lado, que la joven falleció asfixiada. Pero dicha pericial va más allá ya que también determina que en el cuerpo de la víctima había “diferentes lesiones traumáticas vitales”. Algo que denota que por parte de la joven “existió defensa ante la agresión que estaba sufriendo y que acabó con su vida”.

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Descartar la muerte súbita

“Durante muchos años se ha utilizado la disculpa de la muerte súbita para que o bien no se investigara con rigor o bien no se adoptaran las medidas solicitadas por la Policía a jueces y fiscales”, prosigue el comunicado, que ahonda en que este informe pericial que acaban de presentar en el juzgado y otros que están en elaboración “han tenido que ser encargados y sufragados por la familia de Déborah ante el cúmulo de negligencias y omisiones que presenta la causa".

“Queremos desterrar la idea y la disculpa que siempre hubo por parte de jueces, fiscales, instituciones e incluso particulares de que la de Déborah fue una muerte súbita, una muerte accidental...; no es así, fue un homicidio o un asesinato de una joven de 21 años y como tal debe ser investigado”, ahonda el abogado Ramón Amoedo, uno de los abogados de la familia.

Por ello, en base a la determinación de la muerte homicida, así como de “otras informaciones y conclusiones” obrantes en el procedimiento, es por lo que ya han solicitado a la jueza que se exhume el cadáver de Déborah, “a fin de que el mismo pueda ser examinado por médicos forenses y poder extraer restos de ADN de terceras personas e incluso valorar otras posibles lesiones que no quedasen registradas en su día por la deficiente información reflejada”.

Lo que se ha planteado en el escrito judicial formalizado en el juzgado y que está pendiente de resolución es que una vez se exhumen los restos mortales, en presencia del perito forense que si procede designe el tribunal, del perito de la familia y de la policía científica, se intenten buscar vestigios de ADN y se haga una primera inspección visual del cuerpo. De cara a realizar estas pruebas, por ejemplo buscar posibles restos genéticos bajo las uñas, va a ser fundamental el estado en que se encuentre el cadáver, que en su día no fue embalsamado, según confirmaron Imelga y funeraria.

Si los expertos determinaran en ese momento que es necesario y que dichas diligencias podrían aportar luz al caso, se plantea que se autorice a realizar más pruebas complementarias, como radiografías o una segunda autopsia. Junto a la búsqueda de ADN en el cuerpo, los letrados quieren que se revisen los vestigios hallados en el lugar donde se halló el cadáver, en O Rosal, a 40 kilómetros de Vigo.

Una carrera contrarreloj antes de que el caso prescriba en poco más de un año

El 30 de abril se cumplirán 19 años desde que Déborah desapareció cuando regresaba a su casa desde Samil. Su cadáver desnudo apareció diez días después en O Rosal. En la misma fecha de 2022 se cumplirán los 20 años. Si no se resuelve antes, la causa prescribiría. “Falta poco más de un año; queremos que se sepa la verdad y, tras hacerse todo tan mal y tras tantas negligencias, la Justicia debe dar al caso máxima prioridad; está en deuda con nuestra familia y con toda la sociedad viguesa”, dice Rosa Fernández-Cervera, hermana de Déborah. Esta joven mostraba ayer su “indignación” por el hecho de que la Policía siempre hubiese mantenido que su hermana no se había defendido. “Siempre dijo que no opuso resistencia y nuestro perito concluye ahora lo contrario; que sí que tenía lesiones de defensa”, afirma.

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