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“Alien, el octavo pasajero” desembarca en Vigo

Hallan en Samil ejemplares del inquietante crustáceo que inspiró por su comportamiento a la alimaña de la saga cinematográfica de Ridley Scott

Imagen ampliada de uno de los parasitoides durante su estudio por el CSIC

Andan las aguas tan revueltas por la sucesión de temporales y los efectos del cambio climático que en la ría de Vigo acaban colándose seres de lo más peculiares. Especies de otras latitudes y profundidades, de todos los tamaños y con formas tan extravagantes que algunas incluso asustan. Pero de todo el extenso catálogo de criaturas marinas llegadas a la orilla de las playas viguesas en esta última década pocas han causado tanta fascinación como la decena de minúsculos bichos localizados este sábado en Samil.

 Salvo a los entendidos en la materia como los biólogos del CSIC que estudiaron unos ejemplares en el laboratorio hasta su devolución al mar este martes, al ciudadano de a pie que escuche el nombre científico, Phronima sedentaria, no le diría absolutamente nada. Y es normal porque la fama mundial de este anfípodo hypérido de la familia de la pulga de arena le viene por haber inspirado al director Ridley Scott para recrear una de las alimañas más repelentes vistas en la gran pantalla, ese “octavo pasajero” que inauguró la saga cinematográfica Alien.

El buzo, Iñaki Ferreiro con uno de los parasitoides durante su devolución al mar tras su estudio por el CSIC. Manuel E. Garci (Instituto de Investigaciones Marinas CSIC)

Sobre los parecidos entre esta Phronima y la monstruosidad que aparece por primera vez saliendo del pecho de uno de los tripulantes de la nave espacial Nostromo se ha discutido hasta la saciedad en los 40 años transcurridos desde el estreno de la película.

Sin olvidar que la criatura de la famosa cinta experimenta diferentes mutaciones desde el inicio de esa impactante secuencia, lo que complica todavía más la concreción de una referencia dentro de la amplia población animal, los especialistas en este campo concluyen que si bien solo la cabeza guarda cierta similitud con el bicho en cuestión, todos coinciden en que fue el comportamiento de esta especie la que sirvió a Scott para mostrar al mundo ese pasajero alienígena que ahora desembarca en Vigo.

Un comportamiento de lo más salvaje que en la comunidad científica suele justificarse con esa máxima de que el fin justifica los medios. Y es que la Phronima sobrevive gracias a habitar en el cuerpo de otro ser vivo como los dioliólidos o salpas, de un tamaño casi igual de minúsculo que el suyo, de apenas tres centímetros.

“De no ser así difícilmente podría adaptarse a vivir en el océano, algo que sí ha conseguido y una de sus principales diferencias con respecto a su pariente, bastante más popular, la pulga de arena”, razona Álvaro Roura, el biólogo del grupo Ecobiomar del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) del CSIC de Bouzas que tuvo a los “aliens” durante estos días en el laboratorio.

No se limita a matar sin más sino que este crustáceo anfípodo parecido a un camarón con un ojo que ocupa casi toda su cabeza lo hace con un objetivo muy concreto. Carnívoro aunque solo se alimenta de plancton, convierte ese cuerpo anfitrión en una auténtica suite. Con sus patas dotadas de pinzas va laminando la estructura ajena hasta convertirla en una confortable cápsula transparente, una suerte de “barril”. Así definen los entendidos el medio que emplea para navegar por aguas abisales y sobre todo para reproducirse ya que en realidad una de las principales funcionalidades de su singular refugio es la incubación. De hecho, entre la decena de “barriles” aparecidos en Samil, en varios se ocultaban hembras rodeadas con larvas a punto de eclosionar, lo que ocurriría días después en las instalaciones del instituto vigués.

Para calibrar la excepcionalidad de este hallazgo en aguas tan abrigadas como la viguesa basta repasar las publicaciones científicas en internet, como las de la conocida revista de divulgación The conversation.

“Estas diminutas criaturas se encuentran en todos los océanos del mundo, excepto en las regiones polares, y nadan en aguas abiertas"

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En el artículo titulado “Conoce a Phronima, el parásito de la barrica que inspiró la película Alien”, su autora, Katie O’Dwyer –perteneciente al grupo de investigación de Parasitología Evolutiva y Ecológica de la universidad neocelandesa de Otago– afirma que “estas diminutas criaturas se encuentran en todos los océanos del mundo, excepto en las regiones polares, y nadan en aguas abiertas. Esto los diferencian de sus parientes, los cangrejos, por ejemplo, que normalmente se adhieren a los confines seguros del fondo marino”. Wikipedia va más allá a la hora de resumir por dónde se mueve este extraño ser: “Usualmente solo es visto por la tripulación de submarinos”.

Por lo menos el primer grupo documentado en Vigo de esta rara familia marina aún tardará mucho tiempo antes de que pueda ser avistado de nuevo por un ser humano, algo que en Galicia solo había ocurrido hasta ahora en la recogida de muestras a gran profundidad durante campañas científicas. En la noche del martes, en la neumática de Buceo Islas Cíes, el buceador y responsable de esta conocida empresa viguesa, Iñaki Ferreiro, y el biólogo del CSIC y camarógrafo Manuel E. Garci trasladaron los “barriles” hasta aguas de Toralla. Allí los devolvieron a su medio natural todavía fascinados por un descubrimiento de los ellos recordarán siempre como “aliens”. “Pero inofensivos”, declaran.

Una perra halló en la playa al extraño grupo oculto en lo que su dueño confundió con envases de silicona

En esta ocasión el mérito del descubrimiento de la especie marina que inspiró a Ridley Scott en la criatura protagonista de la saga Alien recae en Mía, una perra de la raza Golden Retriever. Como cada sábado, su propietario, el ex patrón mayor de la Cofradía de Pescadores San Francisco de VigoJulio Alonso, paseaba con ella suelta a lo largo y ancho de playa de Samil. Pero de repente, Mía se paró en seco y comenzó a ladrar. Con la vista clavada sobre la arena, la perra insistía tanto en el ladrido que dirigía hacia su dueño que Alonso acabó por hacerle caso.

“Al principio creí que se trataba de una junta tórica o un envase de silicona, o algo así. Estaba perfectamente contorneada, transparente. Nunca había visto algo parecido”, relata. Si hasta ese momento le parecía extraño solo por la forma, cuando cogió uno de los “barriles” con la mano y observó las diminutas criaturas moviéndose en su interior hasta se preguntó bromeando con el amigo que le acompañaba: “¿Extraterrestres?”. Su perra localizó al menos diez de esas cápsulas, todas ya sobre la arena.

 “La perra iba parando y cada vez aparecían más. Así que decidimos que llevarlos al Instituto del CSIC”, explica. Para este veterano marinero este hallazgo prueba que “lo que hay en esta ría de Vigo no lo hay en ningún lado”.

  • "Fue un espectáculo observarlos en el laboratorio, con sus casitas llenas de larvas; incluso salieron alevines"

    Álvaro Roura - Biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC

Los ejemplares de la Phronima sedentaria recibieron un exhaustivo seguimiento en el laboratorio del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC en Bouzas durante los cuatro días transcurridos desde su localización en la playa de Samil hasta su devolución al mar en la tarde de este martes en aguas de la isla de Toralla.

En estas instalaciones trabaja el biólogo del grupo Ecobiomar, Álvaro Roura, volcado ahora en cuerpo y alma en el proyecto Aquopus cuyo objetivo fruto del contrato firmado con la armadora Pereira es demostrar la viabilidad de la cría de las paralarvas de pulpo (octopus vulgaris) en cautividad, una misión que supondría el preámbulo a la producción en piscifactoría de este cefalópodo de gran valor comercial. Y pesar de lo acostumbrado que está a la observación de toda clase de especies marinas, para Roura haber convivido con estos “aliens” ha sido una experiencia que califica de “alucinante”.

Álvaro Roura Labiaga esclareció en su tesis doctoral la composición de la dieta del pulpo en la naturaleza.
A raíz de su investigación en 2017 se convirtió en el científico responsable de la coordinación y el desarrollo de “Aquopus”, el proyecto que financiado por Armadora Pereira y realizado en colaboración con el departamento ECOBIOMAR del Instituto de IIM-CSIC de Bouza tiene como objetivo demostrar la viabilidad de la cría de paralarvas del cefalópodo en cautividad.

–¿Es tan excepcional que aparezcan estos bichos en aguas interiores como las de una ría?

–El hábitat habitual de la Phronima sedentaria no son las aguas interiores sino más bien las aguas abiertas y aunque puedan verse flotando en la superficie, lo normal es encontrarlas en las profundidades. Yo he tenido ocasión de verlas durante una campaña de recogida de muestras a 500 metros de fondo. Y en Vigo no se tenía constancia documental de estos animales hasta ahora, y gracias a que alguien, en este caso Julio Alonso, tuvo el acierto de avisarnos.

–¿Hay alguna otra razón que explique su llegada a la ría además de los temporales?

–Es que ya no hablamos de la ría sino de que aparecieron en una playa urbana, como la de Samil. Y en principio no puede atribuirse su llegada a otra circunstancia que no sean los temporales del sur junto el fenómeno de afloramiento que arrastra hasta aquí las aguas profundas del océano. Y son en estas aguas en las que viajan estas especies. Yo desde luego quedé alucinado con este hallazgo en particular aunque desde hace años que estamos asistiendo a otras apariciones sorprendentes.

–¿Comparte esa vinculación con la película de Ridley Scott?

–Es que no lo digo yo. Es algo extendido entre todos los que nos dedicamos a esto, y hay una bibliografía muy amplia sobre este asunto. Cualquiera lo puede comprobar en internet.

Imagen ampliada de uno de los parasitoides durante su estudio por el CSIC

Imagen ampliada de uno de los parasitoides durante su estudio por el CSIC

–Pero en rigor, al menos en el aspecto, la similitud con el monstruo del “Alien, el octavo pasajero” parece forzada.

–La cabeza alargada sí tiene un aire, el resto del cuerpo es libertad creativa. Creo que la interpretación correcta sería circunscribir la inspiración que sirvió al cine al comportamiento que tiene esta especie.

–A los científicos en general les fascina tanto la forma como el comportamiento. ¿A usted también?

–Sí porque hablamos de un bicho que palía su cuerpo diminuto, muy llamativo por su enorme ojo, con una formidable capacidad de supervivencia. Aunque a veces utiliza como refugios del cuerpo de seres muertos, normalmente se come a otros por dentro, dejando totalmente pelado, transparente, para vivir dentro de él. De no ser así difícilmente podría adentrarse en aguas abiertas y mucho menos reproducirse.

–Todo por la maternidad.

–Sí, es puro amor de madre. Para mí ha sido todo un espectáculo tenerlos aquí estos días, dentro de sus casitas llenas de larvas, es como la incubadora perfecta, totalmente modelada. En el laboratorio hasta pudimos observar cómo salían algunos alevines. Es que es algo que lees en los libros de texto y de repente los tienes aquí a lado, en la playa.

–¿Si alguien volviese a encontrarse con esta “Phronima” podría temer sus picaduras?

–Para nada. Es inofensivo y tampoco se come.

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