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De la cárcel al destierro de por vida de Vigo por abusos sexuales: las claves de la petición fiscal para el cura salesiano

El cura, en el vehículo policial, tras su arresto en 2019. | // I. A.

El Juzgado de Instrucción número 4 de Cambados ha decretado la apertura de juicio oral contra el sacerdote salesiano y profesor de Religión del Colegio Salesianos María Auxiliadora de Vigo, Segundo C., así como contra el centro escolar como responsable civil subsidiario. La causa por presuntos abusos sexuales a seis menores da este paso clave después de que la Fiscalía y el resto de las acusaciones personadas presentasen sus escritos. Y en el caso del fiscal, solicita que este sacerdote sea condenado a 67 años y medio de prisión, junto a otras penas entre las que se encuentran la prohibición de acudir y residir en Vigo, así como la inhabilitación para el ejercicio de la enseñanza a menores de edad. La vista se celebrará en la Audiencia Provincial de Pontevedra.

Las supuestas víctimas del sacerdote son seis chicos menores, todos alumnos del colegio vigués y de entre 14 y 15 años de edad. La Fiscalía atribuye a Segundo C. la presunta autoría de un total de 12 delitos de abusos sexuales sobre persona menor de 16 años por los tocamientos que habría realizado a los adolescentes durante un campamento juvenil de verano en las instalaciones de los salesianos en Cambados en julio de 2019, pero también con anterioridad en una peregrinación de estudiantes del centro educativo olívico para hacer el Camino de Santiago y en una asociación juvenil dependiente del colegio, donde se juntaron varios chavales para ver por la televisión la final de la Champions League.

Medidas accesorias

Junto a la pena de prisión y a la accesoria de que se le prohíba aproximarse o comunicarse con los menores, la Fiscalía pide que, una vez cumpla la cárcel, se le imponga libertad vigilada y una serie de medidas accesorias entre las que se incluye una que no se suele aplicar de forma muy frecuente, la del destierro. Concretamente, lo que solicita es que se prohíba a acusado acudir y residir en la ciudad de Vigo. Dada la extensión de esta concreta pena –96 años–, esto supondría que, en caso de que se la aplicase, el párroco ya no podría regresar nunca más a la urbe olívica. A mayores, también se reclama la inhabilitación especial para el ejercicio de la enseñanza o para cualquier otra profesión u oficio que conlleve contacto directo con menores de edad.

En concepto de responsabilidad civil, lo que plantea el fiscal es que el cura, y subsidiariamente el colegio salesianos vigués, indemnicen a los seis menores con cuantías que para cada uno de ellos oscilan entre los 21.000 y los 6.500 euros. En total son 82.500 euros para compensar a los adolescentes por el daño moral que se les causó y el trastorno de estrés postraumático sufrido a raíz de estos hechos.

Junto a la Fiscalía están personadas varias acusaciones particulares. La ejercida por la Fundación Amigos de Galicia reclama 30 años de prisión. Por su parte, los familiares de tres menores afectados, que ejercen otra acusación, demandan 54 años de cárcel por los hechos sucedidos respecto a esos chicos. Hay a mayores dos acusaciones más.

Fianza de 160.000 euros

La magistrada instructora, en el auto en el que abre juicio oral, requiere al acusado y, en su caso, al colegio, para que preste 160.000 euros de fianza de cara a asegurar las responsabilidades pecuniarias que pudieran imponérsele –las multas y/o indemnizaciones de una hipotética condena– con el apercibimiento de que de no prestarla se les embargarán bienes en cantidad suficiente para asegurar la suma señalada.

En la resolución, contra la que no cabe presentar recurso, la jueza indica también que se emplazará al encausado para que en el plazo de tres días comparezca en la causa con abogado y procurador. Precisamente, el letrado que representaba al cura acaba de renunciar a su defensa. Cumplido ese trámite, se dará traslado de las actuaciones al sacerdote y al colegio para que presenten sus escritos de defensa.

Los hechos que ahora se dirimirán en un juicio salieron a la luz en el campamento de verano realizado en Cambados, una convivencia que dirigía el propio acusado. Allí los chicos dormían en sacos de dormir, en grupos de seis menores y con un monitor por habitación. El cura habría hecho tocamientos a varias de las víctimas en las literas donde dormían, insistiendo supuestamente en su conducta pese a la reacción de los estudiantes, que se giraban para evitar ser tocados, se hacían los dormidos o se quedaban paralizados y en shock por el miedo. Todo se descubrió cuando dos de los adolescentes se lo contaron a unos monitores.

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