En la España del siglo XXI, la que ve cómo se extiende poco a poco la red AVE, la de la malla de aeropuertos y las autopistas y autovías, el temporal “Filomena” acaba de demostrar que cuando Madrid se acatarra las comunicaciones del resto del país se congestionan. En especial en el caso de las ciudades periféricas con una oferta de transporte público que pivota y depende en gran medida de la capital.
Vigo es un buen ejemplo. La nevada de la semana pasada obligó a suspender trenes, aviones y buses con las terminales de Chamartín, Barajas y Méndez Álvaro, respectivamente; pero más allá de su impacto en el eje Vigo-Madrid, el bloqueo “noqueó” también los enlaces de la ciudad con otros muchos puntos de España. Incluso con el extranjero. La razón: a día de hoy –y en gran medida a raíz de la pandemia– muchas de las combinaciones de larga distancia del municipio pasan antes por la capital.
El mejor ejemplo lo deja Peinador, que tras la marcha temporal de Vueling estrena 2021 con solo dos conexiones: la que lo liga con Barajas y las del archipiélago canario (Las Palmas y Tenerife Norte). Quienes hoy quieren volar a Barcelona desde Vigo, por ejemplo, se ven obligados a hacerlo con una escala en Barajas, lo que eleva el viaje a dos horas y media. A ese tiempo se añade además la espera en la terminal madrileña. Lo mismo ocurre con Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao o Alicante, por poner los ejemplos de algunos de los municipios más poblados de España. En todos los casos es necesario invertir como mínimo dos horas y media, tiempo al que se suma de nuevo el que cada cual deba esperar en Barajas. La alternativa: recurrir a las rutas de alguno de los aeropuertos vecinos. La parrilla de Lavacolla, por ejemplo, dispone de vuelos directos con Barcelona, Sevilla o Valencia.
Madrid juega un papel clave igualmente en el mapa de servicios ferroviarios de larga distancia. Aunque Vigo dispone de trenes con Barcelona –afectados también por “Filomena”–, los viajes con buena parte de las ciudades de la mitad sur del país requieren una parada en Madrid. Ocurre por ejemplo con Sevilla, Alicante o Córdoba. Quienes quieran viajar en tren deberán pasar antes por la capital. En el caso de la metrópoli hispalense y Alicante el viaje dura al menos ocho horas y en el de Córdoba unas siete y 20 minutos. En todos los casos hay que sumar el tiempo de escala y el traslado de Chamartín a Atocha, lo que, dependiendo de las frecuencias, puede alargar de forma notable la duración del trayecto.
El otro gran eje ferroviario que enlaza Vigo, el de Cataluña, reconecta la ciudad desde hace días con el País Vasco, aunque con tiempos que superan al viaje por carretera. A Bilbao, por ejemplo, se tarda en tren 10 horas y media con transbordo en Miranda de Ebro y a Vitoria casi nueve horas. A Valencia, tercera ciudad más populosa de España, y Valladolid se puede llegar también con transbordo en León, si bien el segundo tren es un Alvia que opera precisamente en el eje que pasa por Madrid rumbo Castellón. Curiosamente las comunicaciones por tren son algo más complicadas con la vecina Asturias. Renfe no comercializa billetes directos –ni combinados, al menos en su página– con Gijón ni Oviedo. Los pasajeros que quieran echar mano del convoy para desplazarse al principado pueden viajar a León y tomar allí un Alvia a tierras asturianas. En el mejor de los casos –sin contar el tiempo de espera– tardaría alrededor de ocho horas a Gijón y algo menos, siete y media, a la capital ovetense. En coche, circulando por la AP-9 y la A-8, ambos desplazamientos rondan las cuatro horas.
Tampoco cambia gran cosa el escenario en bus. Monbus aún no ha recuperado su conexión con Barcelona, con lo que hoy por hoy la principal ruta de larga distancia que opera en Vigo es la de Madrid operada por Avanza. Desde allí se pueden tomar autocares a otros puntos del país. La misma compañía, que informa en su web de que el trayecto con la capital ronda las nueve horas, ofrece vehículos entre la estación Sur y Valencia que duran algo más de cuatro horas.
Alsa informa en su página de autocares entre Vigo y Andalucía. Por ejemplo, una conexión con Sevilla de algo más de 13 horas que se detiene antes en localidades como Ourense, Zamora, Cáceres y Mérida, lo que permite desplazarse a tierras extremeñas en transporte público sin pasar por Madrid. El trayecto permite moverse también hasta Cádiz previo paso por Jerez de la Frontera. El viaje a tierras gaditanas se va a unas 15 horas y cuarto.
El bus de Monbus permitía también comunicar con País Vasco y Zaragoza sin pasar por Madrid. Quienes quieran desplazarse a la capital aragonesa tienen hoy otras dos alternativas: El tren, que ronda las 12 horas en el Alvia, o con escala en Canarias de la mano de Binter, lo que dispara el viaje, sin contar esperas, a cinco horas y media.
La ciudad de más de 250.000 habitantes con los trenes que más tardan a la capital
En el mapa ferroviario de España Vigo destaca por un mérito cuestionable: es el municipio de más de 250.000 que más tarda en llegar en tren directo a Madrid. A pesar del recorte de tiempos que trajo consigo el estreno del tramo comprendido entre Pedralba y Zamora, los Alvia que enlazan el municipio con la estación de Chamartín siguen haciéndolo en un tiempo que supera al que invierten los pasajeros de otras ciudades con un tamaño más o menos similar en llegar a la capital. Los bilbaínos, por ejemplo, se sitúan en Madrid en unas cinco horas y 10 minutos, los gijoneses en cinco horas y los vecinos de Vitoria pueden hacerlo en unas cuatro horas. En el caso de Vigo, el Alvia más rápido a día de hoy se demora cinco horas y 40 minutos en conectar Guixar con Chamartín.
Si se amplía algo más el rango, hasta abarcar las localidades con más de 200.000 vecinos de España, solo hay una ciudad que supere en tiempos a Vigo: Almería, cuyos trenes Intercity se demoran seis horas y 40 minutos en trasladarse hasta Atocha. Elche dispone de un servicio con enlace, pero no llega a las cuatro horas.
Los Alvia de A Coruña tardan en la actualidad algo más de cinco horas y 10 minutos y los de Oviedo unas cuatro horas y media. En el listado no se incluyen las localidades del área de Barcelona, metrópoli dotada a su vez de alta velocidad con Madrid.
