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Raquel Sebastián, este verano, en su casa familiar

Raquel Sebastián - Economista e investigadora de la Complutense

“La ley de teletrabajo es un avance, pero se ha hecho con rapidez y hay que mejorarla”

“España es uno de los países europeos con menos trabajo desde casa porque la cultura empresarial se basa en el presentismo”

La economista viguesa acaba de publicar un informe sobre la situación del teletrabajo en España y las medidas que pueden impulsarlo por encargo de EsadeEcPol, el laboratorio de ideas que lidera Toni Roldán. Su trabajo se basa en los últimos datos europeos disponibles en Eurostat, correspondientes a 2018.

–España ocupa el puesto 21 entre 29 países.

–Es un dato bastante sorprendente. Hay un 7,5% de teletrabajo frente a otros países como Luxemburgo, que superan el 30%. Y a la hora de explicarlo, el informe apunta a tres ideas. La primera es que no podemos quejarnos de malas infraestructuras, todo lo contrario. La segunda es que una de las causas es el aparato productivo, bastante especializado en el sector servicios, con partes como el turismo donde no se requiere excesivo teletrabajo. Y la tercera idea ese que esta dinámica se debe a una cultura empresarial basada en el presentismo. No se evalúa el resultado del trabajo per se. Se valora a los empleados por las horas que han estado en su puesto, no por su output.

–¿Desconfían las empresas de quienes trabajan en casa?

–Sí. Y esto se ve también entre los trabajadores a tiempo completo y parcial. Estos últimos teletrabajan menos porque tienen una menor vinculación con la empresa y eso genera que haya una mayor desconfianza hacia ellos.

–El confinamiento les habrá obligado a superar recelos porque el tejido económico e industrial ha seguido funcionando.

–La sensación es ésa, pero hay que esperar a los datos. La cultura empresarial española tiene que empezar a cambiar. Los datos de 2020 no estarán disponibles hasta dentro de dos años para saber realmente qué ha pasado en esta pandemia. Seguramente ha aumentado el teletrabajo, pero también hay que ver qué ocurre después. Lo que sí sabemos es que puede favorecer la conciliación y que no hay pruebas de que reduzca la productividad. No podemos medir su eficiencia en la coyuntura actual, porque es una situación sin precedentes y hay que esperar a saber qué ocurre en el futuro. Pero sí es cierto que, por ejemplo, Países Bajos, con un 30% de teletrabajo, es una de las tres productividades más elevadas de Europa.

–El teletrabajo de los asalariados no alcanza el 5%. Y además los que tienen un contrato permanente a tiempo completo y con mayor nivel educativo tienen los peores ratios, ¿cómo se explica?

–Los que más opciones tienen de teletrabajar son los que cuentan con más formación, contratos fijos y, en general, salarios mejores. Lo que ocurre es que en esos rangos los españoles teletrabajamos mucho menos que en Europa. Y esto se debe, como ya mencioné, a los sectores productivos en los que estamos especializados y a la cultura empresarial, que juega un papel fundamental. Se cree que trabajar más horas es mejor.

Raquel Sebastián Lago

–Y los peores registros están en el teletrabajo esporádico.

–En el permanente se teletrabaja 4-5 días a la semana en casa y en el esporádico, 2-3 días. Y aquí es donde encontramos las mayores diferencias. En nuestro país, el teletrabajo lo realizan en gran medida los autónomos (por encima del 20%), que están más de media en casa, por eso no hay teletrabajo esporádico. Las grandes empresas españolas no apuestan por él, pero consigue una flexibilidad interna que deberíamos intentar aumentar aquí. También entre los altos cargos y los profesionales y técnicos de nivel medio españoles, el teletrabajo es mucho menor que entre sus homólogos europeos en todas las industrias. Y en el caso del esporádico estas diferencias aumentan mucho más.

–El estudio también concluye que las mujeres podrían teletrabajar mucho más.

–Existe una paradoja porque, según otro estudio que publicamos en verano, las mujeres pueden teletrabajar más por sus ocupaciones, pero los datos revelan que lo hacen menos que los hombres. Es un tema que todavía no ha sido investigado e intentaré hacerlo. Si nuestro teletrabajo aumenta en función de nuestra potencialidad, aumentará la participación de la mujer en el mercado laboral.

–El informe concluye con una serie de propuestas para impulsar el teletrabajo y lamenta que la nueva ley deje fuera al personal laboral de las administraciones públicas.

–Es el gran problema de esta ley y esperemos que cambie un poco. Supone un avance y un paso importante pero se ha hecho con demasiada rapidez y hay que mejorarla. Que las administraciones públicas no puedan teletrabajar supone una gran desventaja. Y además la definición que hace la ley del teletrabajo es aquella que en Europa se entiende como permanente. Si teletrabajas dos o tres días no tienes protección legal. Y en esa parte es donde tendríamos que mejorar más. Es decir, todas la prácticas de flexiwork que existen en Europa aquí no las tenemos implantadas. En Bruselas, donde viví dos años, y en todos los países del norte tienes derecho a quedarte dos días en casa trabajando. Es una práctica muy habitual en las grandes empresas.

–A pesar de las ventajas en cuanto a eficiencia y conciliación, el teletrabajo, como advertía en un estudio anterior, también va a generar desigualdad.

–Las tareas en las que se puede teletrabajar son las cognitivas o abstractas, que se encuentran en la parte alta de la distribución salarial. Mientras que en las tareas rutinarias del centro y en las manuales de la parte baja es más difícil. Y esto va a generar problemas dentro de nuestro mercado laboral aún difíciles de estimar. La revolución tecnológica está acelerando la polarización que ya se veía en los 90 y en los 2000. El teletrabajo aumentará la eficiencia y, por tanto, la productividad. Esto se reflejará en los salarios de la parte alta y aumentará la desigualdad. Mi trabajo trata de entender las consecuencias de la revolución tecnológica y la pandemia en el mercado laboral y la desigualdad. La investigación trata de entender lo que ocurre y también de generar opinión pública y que los gobiernos promuevan políticas que nos ayuden a todos.

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