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La gota que desbordó el vaso hostelero

Dueños de bares y restaurantes aseguran que el “cerrojazo” es injusto: “Hemos cumplido las normas” | Para ayudar al sector, clientes pedirán comida a domicilio o café para llevar

Concentración de los hosteleros en la Praza do Rei de Vigo J. Lores

Agobio. Indignación. Desesperación. Injusticia. Angustia. Pena. Son algunas de las palabras a las que han recurrido hosteleros de Vigo para describir la coyuntura que ven a la vuelta de la esquina: desde el sábado y hasta el próximo 4 de diciembre, solo podrán servir a domicilio o para llevar. Es la medida que ha tomado la Xunta para intentar cortar las alas al Covid-19, decisión que los profesionales del sector no comprenden y por la que se sienten señalados en plena pandemia.

Fabricio Núñez, propietario de la cafetería Dona Vaniri, en Porta do Sol, pone rostro a esta realidad. Con casi todas las mesas de la terraza ocupadas, sacaba tres minutos de su tiempo ayer a la mañana para explicar que la situación “va a ser muy complicada”. “Hemos sufrido todas las restricciones: mascarillas, aforos, prohibición de fumar fuera, toque de queda... Y, ahora, esto. Es lo que nos faltaba; hemos intentado hacer todo bien”, lamentaba antes de subrayar los gastos a los que deberá hacer frente levante o no la persiana: impuestos, cuota de autónomo, facturas, Seguridad Social, alquiler... “Los negocios que no dispongan de tesorería tendrán que cerrar y mandar a sus trabajadores al paro. Yo he tenido que pedir un crédito al ver que pintaba todo negro durante la primera ola”, añadía.

  • “Hemos intentado hacer todo bien, esto es lo que nos faltaba”
    Fabricio Núñez, dueño de Dona Vaniri

Para tener la conciencia en paz, ha decidido mantener abierto el local para continuar el servicio de pastelería y panadería. “Estaré solo o con mi mujer, veremos cómo funciona. Lo hago para tener el negocio operativo, pero soy consciente de que no cubriré ni un tercio de los gastos”, comentaba, a la vez que destacaba que, en este 2020, sus ingresos han caído más de la mitad con respecto al año pasado. “Y sin contar el mes que viene”, anotaba.

A punto de marcar las 11.00 horas los relojes, José Manuel Rodríguez, gerente del bar La Codorniz, en Teófilo Llorente, aseguraba que la nueva medida del gobierno gallego le había sentado “muy mal”: “Hay más riesgo en los autobuses o en los centros comerciales. No somos los culpables”. Pendiente de estudiar las opciones para el próximo mes, detallaba que “no sería rentable” enfocar el negocio a la comida para llevar, ya que “el volumen no sería suficiente”, por lo que cerrará las puertas esta misma noche.

  • “No me sale rentable servir la comida o los cafés para llevar”
    José Manuel Rodríguez, bar La Codorniz

Los problemas se le acumulan. Y es que su facturación ha mermado un 30% este año. “Resisto gracias al menú del día. Cuento con tres trabajadores. Si hay opción de acogerse a los ERTE, lo pensaré”, zanjaba.

  • “No me sale rentable servir la comida o los cafés para llevar”
    Doris y Doly, cafetería Don Bosco

Junto al mostrador de la cafetería Don Bosco, en la calle Venezuela, Doly Larán y Doris Ramírez, empleadas, mostraban su preocupación y pena por el segundo cierre obligado en menos de ocho meses: “Nos ha sentado fatal la noticia; pensábamos que iban a relajar las restricciones en Vigo al pasar el puente, pero todo lo contrario. Hemos cumplido todas las normas. Estamos indignadísimas, agobiadas, angustiadas y sin saber qué va a ocurrir. De la otra vez que bajamos la persiana, tardamos en cobrar la prestación por el ERTE y desconocíamos si volveríamos a trabajar. Estamos desesperadas”. Aprovecharán la jornada de hoy hasta más allá de las 22.00 horas para servir los últimos cafés y bocadillos. “Los clientes están como nosotras, apenados. Se me pone la piel de gallina”, confesaba Doly Larán antes de informar que no se contempla mantener el negocio abierto para servir comida o bebida para llevar.

  • “Llevar una merluza a la plancha a casa del cliente es complicado”
    Pilar López, restaurante Pigmalión Tavern

Pilar López, responsable del restaurante Pigmalión Tavern, en la calle Castelar, apuntaba ayer a la mañana que afrontará este mes de cierre “con ánimo”. Le dará “vueltas a la cabeza” para ver qué posibilidades hay, pero reconocía que, al servir comida tradicional, el servicio a domicilio es “complicado”. “No vas a llevar una merluza a la plancha a la casa de un cliente. Algo se nos ocurrirá”, justificaba. En su caso, los ingresos del pasado mes suponen el 20% de un octubre normal. “Veo difícil que la campaña de Navidad se pueda salvar. La gente estará con temor y más deprimida después de un año tan atípico. Iremos día a día. También es cierto que es más seguro comer o cenar fuera que en casa, ya que hay más control de las medidas anti-Covid-19”, explicaba.

Café para llevar o “delivery”

  • “Tomaré el aperitivo en casa y haré videollamada con amigas”
    Amparo Villar, clienta del Bar Eligio

Amparo Villar es una de las clientas afectadas por el cierre de los locales de hostelería. Sentada en la terraza de la taberna Eligio, en Travesía da Aurora, y a punto de tomar el aperitivo, reconocía que trasladará esta cita a su casa, donde hará “videollamadas” con sus amigas. En apoyo al sector, pedirá a domicilio a partir de este fin de semana. En cambio, Cristina Cominges, que tomaba un tentempié en Dona Vaniri, avanzaba que arrimará el hombro optando por el café para llevar: “Tuve que cerrar el restaurante que tenía en Canido por el Covid. La situación de la hostelería me horroriza; aportaré mi grano de arena”.

  • “Me horroriza la situación del gremio; cogeré café para llevar”
    Cristina Cominges, clienta de Dona Vaniri

En la terraza de Casa Samaniego, en Colón, Antonio Cores adelantaba que también se decidirá por el café para llevar. Lo que no tiene claro es si recurrirá en muchas ocasiones al reparto a domicilio. “Si vas a pagar una buena cena, prefiero que sea en el sitio”, verbalizaba antes de mostrar su disconformidad con el cerrojazo: “No lo entiendo, es un sector muy importante en España”. Opinión contraria anotaba Marcos Suárez, que interrumpía su comida en el bar Vedoira –Praza de Compostela– para aplaudir la medida: “Iré a comer a casa a partir de ahora, estoy mentalizado, pero entiendo que bares y restaurantes son los sitios en los que más tiempo se está sin mascarilla. Las instituciones deben apoyarlos”. Precisamente, la Xunta anunció ayer que concederá ayudas al sector que oscilarán entre los 2.200 euros y los 7.200 euros.

  • “No entiendo la medida, es un sector muy importante”
    Antonio Cores, cliente de Casa Samaniego
  • “A partir de ahora, comeré en casa, estoy mentalizado”
    Marcos Suárez, cliente del Bar Vedoira

MANIFESTACIÓN SOBRE RUEDAS HASTA O CASTRO



Los hosteleros recorrerán desde las 11.00 horas las calles de la ciudad en vehículos para manifestar al conjunto de las administraciones y a la ciudadanía la “grave crisis” que sufren los negocios como consecuencia de las últimas medidas adoptadas tanto por el Gobierno central como por la Xunta de Galicia para frenar el Covid-19. El acto está convocado por la Federación de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), que representa a los restaurantes, salones de bodas, bares, cafeterías, pubs, discotecas, hoteles y alojamientos turísticos de la provincia, y cuenta con el apoyo de la Asociación de Hosteleros Empresarios de Pontevedra (HOEMPO), Hoteles de Pontevedra y el Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo. La caravana de protesta saldrá desde el aparcamiento del museo Verbum, donde se leerá un manifiesto, y finalizará en O Castro. Algunas demandas del sector son la exoneración del 100% de las cuotas a la Seguridad Social, la suspensión del pago de la cuota de autónomos, el alargamiento de plazos de los créditos ICO concedidos a negocios antes del verano o el aplazamiento de los pagos del IVA.

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