El Concello activa dos centros para posibles aislamientos y fortalece la asistencia social

El Concello activa dos centros para posibles aislamientos y fortalece la asistencia social

El Concello activa dos centros para posibles aislamientos y fortalece la asistencia social

El Concello activa dos centros para posibles aislamientos y fortalece la asistencia social

Con un ritmo de contagios en aumento y todo el municipio confinado en un cierre perimetral al menos hasta el martes, el Concello de Vigo reactiva un zafarrancho sanitario y social muy parecido al establecido hace seis meses. Así, se preparan el Centro de Día de la Cruz Roja y el Seminario Mayor de San José como posibles puntos de aislamiento y confinamiento para personas sin techo que resulten contagiadas pero sin necesidad de hospitalización. “Ya estamos trabajando para ponerlo en marcha si fuese necesario en los próximos días”, detalló el alcalde, Abel Caballero. De igual modo, también se baraja la apertura de un local para pernoctar, tal y como se hizo en su día con el pabellón de O Berbés.

El regidor dejó ayer claro que “avalo todas las medidas impuestas por Sanidade”, en especial el cierre perimetral y la limitación de las reuniones, por lo que pide a la población para que “las cumpla escrupulosamente” . Además, anunció un refuerzo de las acciones de emergencia y de asistencia social. De entrada, informó de que la comisión de ayudas ya ha pasado de una a dos reuniones semanales y no se descarta que pronto sean diarias. Desde el inicio de la pandemia se han otorgado más de 10.300 prestaciones de este tipo, que suman unos dos millones de euros.

Además, se fortalece el departamento de Acción Social con seis trabajadores (cinco auxiliares de administración general y un diplomado en Trabajo Social) para hacer frente a esta avalancha de damnificados, si bien la idea es “mantenerlo en el futuro”. En este mismo ámbito de emergencia social, el Concello realiza un análisis de la situación de los albergues para personas sin hogar. Según sus datos, el de Marqués de Valterra estaba ayer lleno, con sus 38 plazas ocupadas, mientras que en el de la Fundación Santa Cruz quedaban aún doce camas disponibles, siempre con un aforo limitado al 50% en cumplimiento de los protocolos anticovid. Además, en el primero se ofrecen durante el día los servicios de lavandería, duchas y consigna, y ahora incorpora la unidad de calor-café.

Otro de los frentes que quiere atender el Concello desde hoy mismo es el referido al uso generalizado “e inexcusable” de la mascarilla. Caballero fue ayer muy insistente al emplazar a la población a “cumplir escrupulosamente las restricciones porque, por un lado es obligatorio, y por el otro porque es bueno para la salud, para atajar la pandemia en la ciudad, ya que nos jugamos mucho, está en juego la vida”.

Así, el Concello comienza hoy a repartir 75.000 mascarillas higiénicas aportadas por el Gobierno central. De todas ellas, 43.000 se reservan a colectivos vulnerables y en riesgo de exclusión, a través de entidades solidarias, ONG, comedores sociales, el Centro Preventivo y Asistencial de Drogodependencias (Cedro) o el albergue de Marqués de Valterra. Esta primera remesa comenzará a repartirse el lunes, pero desde hoy sí se entrega a los ciudadanos por la calle una partida de otras 22.000 (en sobres con cuatro unidades cada uno) en los mercados de Calvario, Travesas, Berbés y Cabral. Desde el lunes también se podrán recoger en estos y otros mercados y en las oficinas municipales de distrito y sucesivamente se distribuirán a través de las asociaciones de vecinos. Por último, las 10.000 restantes se reservan para los niños que participan en las Escolas Deportivas Municipais, una vez que reanuden su actividad, ahora paralizada por el Covid.

El alcalde dio ayer su apoyo expreso a las medidas sanitarias y restricciones aplicadas por la Xunta, porque “nos aproximamos a umbrales difíciles de soportar”. Insiste en que “no discuto” las decisiones de la consellería, “que me parecen buenas”, pero eso no significa que no reclame más medios. En especial, solicita que “se duplique el número de PCR para detectar a los contagiados y proceder a su aislamiento; se duplique también el número de rastreadores, para frenar la cadena de contagios; y que se refuerce la Atención Primaria”.

Con respecto a la actividad de control por parte de la Policía Local, el regidor explicó que “no detectan graves incumplimientos, más allá de algunos negacionistas que no atienden las recomendaciones”. Desde ayer realizan “controles en las entradas y salidas de la ciudad en colaboración con la Policía Nacional y la Guardia Civil”, según informa el Concello, que añade que se han dado instrucciones a los agentes para “establecer un sistema de seguimiento especial de las reuniones de grupos, que deben quedar restringidas a las personas convivientes”.

Una medida “necesaria”

Y tras la sorpresa inicial que supuso enterarse a media mañana de un cierre perimetral de la ciudad que iba a entrar en vigor horas después, la mayoría de vigueses consultados por FARO mostraban su apoyo a esta medida y al resto de restricciones. A algunos, eso sí, se les trastocaron los planes. “Quería ir a la casa de la aldea, en Ourense, pero no podrá ser; debemos tener cabeza, todo lo que se haga para frenar la expansión del virus es necesario”, dice Pili Pérez, jubilada de 72 años. Manuel Prieto, de 80 años, confiesa que ya se esperaba que, de un momento a otro, se decretase el confinamiento perimetral. “Es comprensible que lo hagan para que la situación sanitaria no se agrave, no vaya a mayores”, afirma. Echa de menos más claridad en la información sobre la pandemia. “Unos dicen una cosa, otros dicen otra...”, lamenta.

A Paulino Flores, funcionario judicial, la medida le cogió por sorpresa. “Creo que lo idóneo es que hubiese restricciones generales, no que en cada comunidad adopten sus propias medidas”, opina. Yago Rivas, estudiante universitario natural de Ribeira, estaba ayer por la mañana en Vigo con su amigo Néstor por una gestión importante, pero ya se iban dado el cierre decretado. “Entendemos que estas medidas son necesarios”, indica. Ambos lamentan que, en el marco de esta pandemia, se esté “criminalizando” a los jóvenes.