El Gobierno Civil volvió a autorizar que aquellos pasajeros en tránsito que llegaran al puerto de Vigo pudieran acceder a la ciudad. De esta manera se volvía a recuperar la normalidad. Las protestas, tanto de los hosteleros como del ayuntamiento, habían sido intensas tras conocerse la orden de impedir ese trasiego de personas. Se consideraba que se registraría un gran perjuicio económico para la ciudad. Con la nueva orden quedaba zanjado un grave problema, ya que los hosteleros calculaban que las pérdidas que supondría cerrar el acceso a los viajeros serían incluso millonarias a lo largo de todo un año.
Resultaba llamativo que el Decano informara de dos accidentes de tráfico en el mismo día. Uno en Nigrán y otro en Bueu. En ambos casos no chocaron dos coches. Fueron salidas de la carretera. Tampoco se registraron fallecidos, sino heridos. En aquella época todavía no era habitual informar de este tipo de percances.
