El primer caso de sumisión química que llega a juicio a la Audiencia de Vigo ha derivado en una contundente condena. La Sección Quinta ha impuesto 21 años de prisión a Miguel Ángel D.S., el hombre de origen colombiano que drogó con benzodiacepinas a cinco "ligues" a los que conoció a través de la red social de contactos "Badoo" para dejarlos inconscientes y robarles. La sala le atribuye cinco delitos de robo con violencia, la mayoría en casa habitada, y otro continuado de estafa. Junto a él fue sentenciado su cómplice, Iván G.F., un empresario de la noche que lo acogió en su piso, que recibe dos años de cárcel por receptación ya que se "benefició económicamente" de las sustracciones. Y es que el principal acusado se hizo en las casas de las víctimas en Vigo, Santiago, Pontevedra y Celanova con un gran botín: joyas, relojes, teléfonos móviles, dinero en efectivo, tarjetas bancarias con las que hacía retiradas en cajeros, ropa y hasta electrodomésticos.

Miguel Ángel se citó con los hombres entre marzo y mayo de 2019. Y empleó siempre el mismo modus operandi, como destaca la sentencia, que aún no es firme. Tras concertar los encuentros en "Badoo", quedaba con ellos y aprovechaba un descuido o el que las víctimas fuesen al baño para verter en sus bebidas una "sustancia química", benzodiacepina u similar. Fármaco, relata la sala, que ocasionaba en los perjudicados "un estado de aletargamiento y somnolencia" que los dejaba "a merced" del condenado. Ya porque estuviera en las viviendas o porque lograse apoderarse de las llaves, desvalijaba las casas de las víctimas sin que éstas, dado su estado, mostrasen "ninguna oposición".

Para el tribunal, que no tiene dudas sobre la culpabilidad del acusado, su forma de actuar supuso "un contundente intento de coerción sobre las víctimas, hasta el punto de privarlas de sentido". Junto a Miguel Ángel, fue condenado su cómplice Iván, que le facilitó una habitación en su domicilio de Vigo. La de este hombre no fue una "simple ayuda" o "encubrimiento", ya que los jueces concluyen que se "benefició" de los robos. Junto a ir a buscar a su amigo a las casas de las víctimas, "intervino activamente" en la venta de alguna joya en una casa de empeños o en retirar dinero con tarjetas robadas. Además, en su dormitorio había objetos sustraídos.