Tras la reapertura de la causa judicial en noviembre de 2019, una quincena de testigos han declarado en el Juzgado de Instrucción número 2 de Tui para tratar de arrojar luz en torno al caso Déborah, la joven viguesa cuyo cuerpo desnudo y rodeado de pistas falsas fue hallado el 10 de mayo de 2002 en una cuneta de O Rosal diez días después de desaparecer tras salir a correr por Samil. La última de estas comparecencias, la de José Carlos Fernández-Cervera, padre de la fallecida, se producía el pasado 20 de febrero. Y ahora, casi siete meses después, se retoman las comparecencias. Por el momento, en la agenda judicial hay fijadas dos: una que tendrá lugar esta misma mañana y la próxima que ha sido señalada para octubre. Será entonces cuando Rosa Neira, madre de la joven, podrá declarar por primera vez desde que hace ya 18 años ocurrieron los hechos.
Junto a la instrucción judicial en marcha, la familia de Déborah ha emprendido a su vez su propia investigación. Junto a los abogados que les representan, al equipo se incorporó el criminólogo Óscar Tarruella y dos expertos informáticos forenses. Y, en relación con estas pesquisas paralelas, también hoy se practicará otra diligencia en el juzgado. Se trata del clonado de un disco duro del ordenador de la joven por parte de agentes del Equipo de Investigación Tecnológica (EDITE) de la Guardia Civil de Pontevedra para la entrega de dicha copia -junto a una copia del DVD con los hallazgos que en su día hizo la Policía Nacional- a los peritos de la familia para que estos a su vez puedan examinarlo y realizar su informe informático. Tras la presentación de un recurso, el juzgado tudense autorizó finalmente que, junto a los letrados, estos expertos, que viajarán desde Madrid, pueden estar también presentes en el clonado del dispositivo.
Fase actual
Fase actualFue en la fase actual del caso, a raíz de un atestado del nuevo equipo policial de Madrid que retomó la investigación, cuando los abogados de la familia de Déborah tuvieron conocimiento de que los agentes que llevaban las pesquisas en 2006 habían cogido uno de los discos duros del ordenador de Déborah, sin que hasta 2019, cuando se realizó el estudio del mismo y de otros dos aportados por la familia, se trasladase este hecho al juzgado. Ahora, en relación a ese disco duro que se constituye como una de las piezas de convicción de la causa, además de revisar el estudio que del contenido del mismo efectuó la Policía Nacional, con la pericial informática de parte lo que se quiere determinar es si el dispositivo pudo haber sido objeto de alguna modificación o si se eliminaron archivos.
Los abogados y la familia de Déborah, cuya lucha fue clave para que el caso se reabriese, denunciaron públicamente el pasado julio la "negligente" investigación de la Policía Nacional, repleta de "errores garrafales" desde el momento de la desaparición de la joven hasta la actualidad, cuando solo faltan dos años para que la causa prescriba.
