Son voluntarias. No les influirán en la nota de ninguna de las asignaturas, porque ya han sido evaluados. Y suponen tener que acortar en tres semanas sus vacaciones. Aún así, todos los alumnos de la primera promoción del grado de Ingeniería Biomédica se han apuntado a las actividades complementarias que se desarrollan desde esta semana en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) para recuperar la parte práctica que el confinamiento obligó a suspender de las asignaturas del curso pasado. Es la mejor demostración del interés que tienen estos 57 alumnos por pisar por primera vez los hospitales y comprobar in situ el papel de la tecnología a la hora de salvar vidas y qué van a poder hacer ellos para contribuir.
La pandemia pilló a la primera promoción del grado de Ingeniería Biomédica, de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Vigo, recién iniciado el segundo cuatrimestre del segundo curso. Justo cuando el plan de estudios recoge las primeras clases prácticas en el hospital. "Es algo clave, lo más jugoso. Ver lo que estudiamos aplicado al mundo hospitalario", cuenta Antón García Sixto, delegado de estos alumnos. Continuaron de forma telemática con las asignaturas y se evaluaron de ellas, pero tuvieron que renunciar a una parte importante, la práctica, en tres de las cuatro asignaturas: Fisiología general, Estructura y patología médica y Estructura y patología médico-quirúrgica.
En la EEI destacan que esta formación práctica se ha podido recuperar gracias a la colaboración de los docentes del Chuvi, que han sacado tiempo para recibir a los alumnos a pesar de la carga asistencial. "Les quedó pena que se suspendiera y ahora es un esfuerzo grande para ellos, lo que demuestra el compromiso de todos para que este grado saque muy buenos profesionales", subrayan.
No es posible rescatarla íntegramente. Será algo más corta y se entiende como actividad complementaria. Se extenderá durante tres semanas, hasta el 18 de septiembre, ya que el día 21 empieza el curso y esta promoción inicia ya tercero.
García Sixto detalla que el objetivo es conocer las diferentes ramas del mundo hospitalario y rotar por algunos de los servicios, sobre todo, por los más tecnologizados. Están divididos en 18 grupos de unos tres alumnos, que harán entre 6 y 9 actividades prácticas por diferentes especialidades. El jueves, por ejemplo, a él le toco pasar por Inmunología, para descubrir como analizan pruebas como las de orina y PCR, y por Cardiología, donde asistieron a un implante de válvula aórtica o vieron cómo se coloca un stent.
"Estamos viendo cómo funcionan los artilugios, porque diseñamos todo, desde la camilla a la ventilación", explica. En la actualidad, hay dos ingenieros trabajando en estas cuestiones dentro de la plantilla del Chuvi. La idea es facilitar al sistema sanitario y a empresas del sector biotecnológico un nuevo perfil profesional más específico, que está siendo altamente demandado en estos momentos. Y esto tampoco pasa desapercibido para los jóvenes, ya que la tercera promoción, la que se estrena en la Universidad el próximo 21 de septiembre, reúne a los estudiantes más brillantes, al cerrarse la matrícula con la nota media más alta del sistema universitario gallego, un 12,44.
Otra de las demostraciones del éxito que está teniendo el grado es que, tal y como cuenta Antón García, siguen todos los que empezaron en la primera promoción, algo que pocas carreras pueden decir. No solo se mantienen estos, sino que se han sumado otros alumnos que han llegado a través de otras ingenierías.
Esta formación práctica que han podido recuperar también les sirve para tener una visión más completa de la asistencia sanitaria que les ayude a decidirse por la rama de la biomecánica -encargada, por ejemplo, de las prótesis- y la de la biotecnología -programación y electrónica-. Una elección que deben hacer en tercero.
