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El Banco de Alimentos ya teletrabaja

Los voluntarios, la mayoría del grupo de riesgo por su avanzada edad, siguen su labor en casa tras adelantar las entregas de abril y repartir las 300 toneladas de la ayuda europea

Cuatro voluntarios de la Fundación del Banco de Alimentos de Vigo en la nave de Lavadores. FARO

Los voluntarios de la Fundación del Banco de Alimentos de Vigo se sumarán a la tendencia estrella en tiempos del coronavirus: el teletrabajo. Hasta finales de abril, no acudirán a la nave de Lavadores, en la que se han empleado con esfuerzo desde que se decretó el estado de alarma hasta ayer. Y es que el retén de estos héroes en la sombra -una gran parte, personas de edad avanzada y, por tanto, del grupo de riesgo- ya ha completado sus deberes tras haber adelantado las entregas de este mes y repartido los más de 300.000 kilos de comida del Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (FEAD), una aportación que gestionan tanto la organización viguesa como Cruz Roja.

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Con las necesidades cubiertas de los 150 colectivos sociales homologados a los que echa una mano en la provincia de Pontevedra, la entidad ha decidido mandar a sus hogares a los voluntarios, que han mostrado una actitud ejemplar arrimando el hombro en un momento crítico para miles de familias y, así, convertir el Banco de Alimentos en el supermercado de las personas que, desgraciadamente, disponen de menos recursos para hacerse con productos de primera necesidad. "La actividad continúa, seguiremos muy operativos; la única diferencia es que los colaboradores no estarán físicamente en la nave hasta finales de abril, momento en el que volverán para adelantar las entregas del mes de mayo", anotan fuentes de la organización.

Al grupo de colaboradores que trabajarán desde casa -que serán siete y permanecerán al pie del cañón por si surge alguna necesidad-, se sumará la labor de un encargado de recoger diariamente alimentos en tres supermercados de la ciudad -Alcampo, El Corte Inglés y Carrefour- y en Coren. Estos establecimientos donarán a la entidad productos cuya fecha de caducidad esté próxima o que, por daños en el embalaje, no puedan servirse al público. Su destino serán los comedores sociales de la urbe, que funcionan a destajo para cubrir las necesidades de los más vulnerables en plena crisis por el coronavirus, que ha dejado a miles de trabajadores sin empleo temporalmente a raíz de la aplicación de los ERTE.

Unos 20.000 beneficiarios

La ONG, que acaba de alcanzar un cuarto de siglo, repartió alrededor de 1,8 millones de kilogramos de alimentos durante 2019, proporcionando la cobertura básica a unas 20.000 personas desfavorecidas. La labor de la fundación no se centra en repartir comida a particulares, sino en colaborar con colectivos que hacen llegar los productos a quienes más los precisan para, así, asegurar el cumplimiento de un derecho humano fundamental.

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