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El Centro de Adultos Berbés demanda ayudas específicas para sus alumnos

Los planes de estudio y las circunstancias personales de los matriculados, muchos de ellos sin ordenador ni conexión a internet, dificultan que puedan continuar sus estudios

Uno de los usuarios del Centor Adultos Berbés en su casa

La educación permanente para adultos supone para gran parte de sus alumnos la última oportunidad de retomar los estudios o de incorporarse al mercado de trabajo con garantías. Pero el confinamiento amenaza su futuro, ya que las circunstancias personales de los matriculados, que en muchos casos no disponen de ordenador ni de conexión a internet, tienen personas a su cargo o atraviesan graves dificultades económicas, dificulta que puedan continuar con su formación desde casa. Por eso desde el centro EPA Berbés reclaman ayudas específicas que tengan en cuenta estas peculiaridades.

"En otros centros educativos puede haber algún alumno sin acceso a la teledocencia pero aquí son la mayoría. Siempre es poca la ayuda que les das porque tienen muchas necesidades y en estos momentos las instrucciones de la Xunta no tienen en cuenta nuestra realidad. Parece que siempre quedamos en segundo lugar. Hablo con otras EPA y todas estamos igual. Los estudiantes están muy preocupados y llaman cada día, es una impotencia terrible", lamenta la directora, Mercedes Juncal.

En el centro de Marqués de Valterra están matriculados más de un millar de estudiantes en enseñanzas básicas, cursos no reglados como el de español para emigrantes, Educación Secundaria para Adultos (ESA) y Bachillerato.

En la ESA se imparten dos cursos durante el periodo académico ordinario, de forma que en febrero arrancó el segundo con alrededor de 600 matriculados. Y aproximadamente la mitad de ellos están en cuarto, por lo que podrían titularse este año.

"Muchos están pendientes de acabar los estudios para renovar su contrato de trabajo y son la fuente de ingresos en su casa. No saben qué hacer y nosotros no sabemos qué decirles", reconoce Juncal.

Los profesores ya no utilizaban libros e intentaban facilitar todo el material posible a sus alumnos. El centro también dispone de ordenadores para que los utilicen, pero no son portátiles. "La Xunta los va a ceder para estudiantes en dificultades, pero corresponderían 3 por centro, así que el reparto que podamos hacer será injusto siempre", añade la directora.

Además de colgar todo el material en la web del centro, hay profesores como Maica Fernández que han creado grupos de whatsapp con sus alumnos para resolver dudas. "Todos vamos a hacer lo que podamos, pero es muy complicado que nos sigan y que podamos evaluarlos. Ellos ya tienen vidas complicadísimas y ahora se ven desbordados e incapaces de seguir si no estamos a su lado. Me dicen que les parece que no importan", revela la docente.

"Casi todos tienen móvil, pero muchos carecen de ordenador. E incluso los que lo tienen igual tienen que compartirlo con sus hijos. Y, en el caso de los alumnos de enseñanzas básicas, no disponen a nadie en casa que les pueda ayudar. Se les vino el mundo encima", apunta.

Los alumnos de 4º de ESA, el último curso, pueden examinarse antes de las asignaturas pendientes de 3º. Y los de Bachillerato, que son los que más recursos tienen para adaptarse a la teledocencia, pueden hacer 1º y 2º a la vez. Y también se les adelantan los exámenes de 1º por si quieren presentarse a la selectividad. "Todavía no tenemos instrucciones, no sabemos cómo vamos a hacer. Había alumnos que contaban los días para titularse en ESA", comenta.

Diego Rodríguez - Alumno de bachillerato

Diego Rodríguez - Alumno de bachillerato

"Necesito acabar cuanto antes porque quiero presentarme a oposiciones"

Diego Rodríguez, de 25 años, compatibiliza sus estudios con el deporte. Es jugador del C.D. Choco, equipo redondelano de la Tercera División, y también ha sido convocado por la Selección gallega. Antes de la crisis del coronavirus y, a falta de tres asignaturas, contaba con acabar este curso.

"Pasé unos años sin estudiar, hice un ciclo medio de Comercio, después trabajé y ahora asisto a clases semipresenciales en la EPA Berbés para poder seguir dedicándome al fútbol. Es la única manera porque tengo entrenamiento por las tardes y en otro centro no me dejarían sumar tantas faltas a clase. Solo me quedan dos asignaturas de 2º y una de 1º y necesito acabar cuanto antes porque quiero presentarme a unas oposiciones de Policía o de Policía portuaria. Pero ahora no sé qué va a pasar", comenta sobre su incierto futuro inmediato.

En su caso, la teledocencia no le supone ningún problema, pero destaca que otros alumnos tienen muchas dificultades. "Ya estoy acostumbrado a utilizar la plataforma virtual desde el principio, pero hay compañeros de 1º de Bachillerato o de la ESA a los que les resulta complicado. La gente mayor tiene dificultades para entender el funcionamiento. Otros no tienen medios y a los que ya faltan mucho a clase porque tienen que trabajar ahora todo les resulta más difícil", reconoce.

"Hay profesores que se involucran y crean grupos de whatsapp para que la gente con menos recursos también puedan resolver dudas e ir avanzando", celebra.

Gustavo Levy - Alumno de Educación Secundaria para Adultos (ESA)

Gustavo Levy - Alumno de Educación Secundaria para Adultos (ESA)

"Somos estudiantes de tercera categoría para la Xunta, nos pone palos en la rueda"

Gustavo Levy, de 46 años, estudia 4º de la ESO y cuida de su madre, de 88 y enferma de alzhéimer. "Sin la Secundaria se te cierran las puertas del mercado laboral o a mejorar tu situación. Muchos alumnos lo están pasando muy mal. Este centro está reinsertando a la gente en la sociedad o dándole otra oportunidad, pero está muy olvidado. Somos estudiantes de tercera categoría para la Xunta, que nos pone palos en la rueda. Y mientras tanto, el profesorado, que es excelente se desvive para que podamos seguir estudiando en estos momentos", destaca.

"El centro tiene un abanico muy grande de alumnos, de 18 a 70 años. Queremos un título para poder conseguir trabajo, pero hay gente con situaciones económicas difíciles que no tiene un ordenador o ni siquiera puede pagarse internet en el móvil. Y también tengo compañeros que sin la presencia de un profesor a su lado que lo pinche se desanima. Los profesores nos ayudan por whatsapp y alguno ha creado un canal de youtube pero muchos alumnos no van a salir adelante", pronostica.

Gustavo acababa de iniciar los trámites para cobrar una ayuda como cuidador cuando se decretó el confinamiento. "A mi madre la diagnosticaron el año pasado y, como estaba en paro, decidí empezar a estudiar. Llevaba muchos años trabajando de soldador pero sin un título ya no te contratan. Antes de la cuarentena, cuidaba a mi madre, iba a clases y montaba muebles o limpiaba cristales para buscarme la vida, pero ahora ya no puedo", comenta.

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