La viguesa Alba Pérez ya ha sufrido las consecuencias de la ciberdelincuencia en estos tiempos de coronavirus. Aficionada al montañismo y al deporte en general, esta diseñadora gráfica de 30 años decidió buscar en internet una cinta de correr para hacer ejercicio durante el confinamiento en casa. Tras encontrarse con que casi todos los modelos estaban agotados en las primeras webs que consultó, finalmente encontró lo que parecía una muy buena oferta de un vendedor alemán en una conocida página de comercio electrónico. Durante el proceso vio ciertas cosas "raras", pero se fió de una web en la que compra a menudo y las achacó a que podría haber algún cambio de metodología por el estado de alarma. Lo cierto es que realizó la transferencia, 325 euros, pero todo resultó ser un fraude: nunca recibió la máquina de deporte.
El banco ya le devolvió el dinero y ella denunció la estafa en el juzgado de guardia de Vigo. "A partir de ahora me andaré con mucho cuidado; estas cosas deben saberse para que no le pasen a nadie", dice la joven, que, tras el susto, ha renunciado a comprar la cinta: "Seguiré con las pesas y los tutoriales de YouTube".