La mitad de las ingenieras tituladas por la UVigo detectan ninguneo profesional, brecha salarial y obstáculos para promocionar en el ámbito laboral. Y solo un 1,6% de ellas aseguran que nunca han presenciado estas actitudes de discriminación por género en su trabajo frente a un 78,8% de hombres que tampoco las han observado.
Esta llamativa diferencia en la percepción del entorno profesional queda reflejada en un estudio sobre rendimiento académico y egreso de las mujeres en las carreras y másteres de ingeniería de los campus de Vigo y Pontevedra. Se trata del primer informe comparativo entre géneros sobre la situación laboral que se desarrolla dentro de la institución académica y está financiado por la Diputación en el marco de la Cátedra Feminismos 4.0.
El trabajo, que se presentó ayer en la Escuela de Minas y Energía dentro de sus actos de celebración del Día Internacional de la Mujer, recopila los datos de matrícula y rendimiento y, en una segunda parte, aborda la situación laboral actual a partir de una encuesta en la que participaron 509 titulados, el 66% de ellos hombres, como reflejo de la "masculinización" de estos estudios.
Además, a efectos comparativos, el estudio incluye datos sobre las titulaciones de Ingeniería Naval de la Universidad de A Coruña, también muy masculinizadas, y los estudios de Enfermería de la UVigo, por su elevada feminización.
El equipo investigador que llevó a cabo este trabajo está liderado por Teresa Rivas e incluye a otros once profesores de las escuelas de Minas y Energía, Industriales y Telecomunicación, la Politécnica de A Coruña, una técnico de la UDC y una doctora en Sociología y especialista en género.
El diagnóstico sobre la situación laboral de los egresados diferencia a quienes trabajan en el ámbito de la ingeniería -el 78% de la muestra-, los que lo hicieron en el pasado pero ahora pertenecen a otros campos -10%- y los que nunca tuvieron un empleo relacionado con sus estudios -12%-. En los dos primeros grupos hay destacadas diferencias sobre la percepción de la discriminación de género, que se agudiza en mayor medida en el primero.
Así, el 54,1% de las mujeres detectan ninguneo profesional, algo que solo observan el 10,8% de los hombres. Y también son altos los porcentajes de trabajadoras que indican la existencia de brecha salarial -47,5% frente al 4,8% de trabajadores- y de dificultades para promocionar -45,9% frente a un 9,6%-.
El informe también revela un alto grado de empleabilidad: el 86,7% de los encuestados trabaja y el 78% tiene un empleo relacionado con su campo de estudios. La proporción es similar entre hombres y mujeres, sin embargo, la mayoría de los titulados consiguen trabajo en 6 meses o menos frente al grueso de ellas, que tardan entre medio año y un año.
Segregación vertical
Los autores del estudio subrayan, aunque las diferencias no sean considerables, que el porcentaje de trabajadoras contratadas a tiempo parcial es ligeramente mayor -6,7% de las que tienen un empleo relacionado con sus estudios frente al 3% de ellos-. Y queda patente además una segregación vertical, ya que las personas con sueldos medios bajos -inferiores a los 1.400 euros- son mayoritariamente mujeres. Aunque en el tramo entre 2.900 y 3.400 euros, las profesionales superan a los hombres -12% y 7,3%-.
La segregación horizontal no resulta tan evidente, puesto que la encuesta incluye bastante diversidad de puestos. En general, la empresa privada es la que aglutina a un mayor número de egresados -en torno al 80%- seguida del sector público -sobre el 15%-. Y, a pesar de ser un destino minoritario, destaca la mayor presencia de mujeres en ONG: 2% frente al 0,4% de hombres.
Los investigadores también subrayan entre sus conclusiones el "sorprendente alto porcentaje" de encuestados, superior al 20% tanto en hombres como en mujeres, que fueron preguntados por su vida personal y familiar durante una entrevista de trabajo.
