La nave del número 102 de la Avenida del Alcalde de Lavadores acoge kilos y kilos de solidaridad en forma de alimentos y productos no perecederos. Alrededor de veinte voluntarios acuden cada mañana para ayudar a colocar y empaquetar toda la mercancía que se encuentra entre las cuatro paredes de esta gran superficie, cuartel general del Banco de Alimentos de la provincia de Pontevedra.

Juan Pérez se prejubiló con 58 años y decidió dedicar su tiempo a ayudar. De lunes a viernes, a las 9.00 horas, huye de la soledad de su casa, se pone su chaleco de voluntario y comienza a organizar los encargos que se le encomiendan. "En mi zona hacemos los pedidos para las organizaciones para las que trabajamos, los metemos en jaulas o en palés y así echamos la mañana", comenta. También de la generación del 61 es Nicanor González, voluntario jubilado que trabajó como marinero y que se embarcó en esta aventura solidaria a la que cada vez se fue "enganchando más". "Aquí hay un grupo de voluntarios estupendo y estoy contento", declara con ilusión.

El Banco de Alimentos actúa como una gran organización en la que cada operario tiene su labor. Tras su retiro laboral, Apolinar Quinteiro ayuda controlando las entradas y las salidas del almacén y revisando el etiquetado de los alimentos. "Esto me realiza mucho y recibo más de lo que doy", declara ilusionado. Otras, como Norma Costas se dedican a la parte administrativa desde la que ayudan y observan la dimensión del trabajo bien hecho.

"Se necesita mucha gente"

A las decenas de personas que colaboran a diario con la entidad, en la Gran Recogida se sumarán 2.000 más que se distribuirán en 160 supermercados de la provincia. A falta de doce días para que se celebre el gran evento anual, el Banco de Alimentos busca todavía 600 voluntarios, 400 en el área de Vigo, para que se alisten a sus filas y estén dispuestos a donar cuatro horas de su vida a una buena causa. "A la campaña de noviembre suelo ir porque se necesita a mucha gente", asegura Marcial Abalde.

Otros miembros de este cuadrilla altruista como Silvia Ballesteros se dedican a contactar con hombres y mujeres, de todas las edades, que ofrecen su ayuda de forma eventual para los próximos días 22 y 23 de noviembre. "Hablamos con los voluntarios, les adjudicamos un supermercado y establecemos los turnos de mañana, mediodía y tarde", detalla. Desde la organización se dan charlas en colegios para concienciar del evento a menores de entre 14 y 18 años. "En la Gran Recogida participan alumnos de Bachillerato y de Secundaria porque los padres quieren que tomen conciencia y que salgan de su realidad acomodada", apunta.

En esta edición se espera igualar la cifra de los 300.000 kilos recogidos el año pasado. "No tenemos la obsesión de mejorar los rendimientos como si fuéramos una empresa, eso no nos preocupa, lo único que queremos es tener suficiente colchón para poder atender a las entidades", expresa el vicepresidente del Banco de Alimentos, Iván Martínez. Lo recogido en la gran campaña dura "dos o tres meses", por eso al año se hacen quince operaciones solidarias para dispensar alimento a 20.000 familias de toda la provincia.

En el fin de semana del encendido del alumbrado, la entidad espera despertar el espíritu navideño de los vigueses a la hora de colaborar con donativos de comida o de tiempo dedicado a los más desfavorecidos.

Juan Pérez

"Estoy aquí para echar una mano haciendo pedidos"

Nicanor González

"Tras jubilarme como marinero, quise colaborar"

Marcial y Pedro

"Te sientes bien haciendo esta labor por los demás"