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Una travesía épica para el “narcovelero”

El “Dolphin Dance” abandona el muelle 10 años después de su incautación con 250 kilos de coca

Sergio Carabaña y Álvaro Fraile posan en la cubierta del “narcovelero" Ricardo Grobas

Una nueva y apasionada singladura para el narcovelero amarrado al muelle de Portocultura. Dos veces salió a subasta el Dolphin Dance sin que apareciera ningún comprador y cuando el Plan Nacional de Drogas parecía a punto de tirar la toalla recibió la llamada desde Vigo de unos amigos entusiastas de la náutica a quienes se los dejó por 2.800 euros. Nada barato para el estado que presenta el velero, destartalado por completo tras una década flotando, inmóvil y arrinconado tras su apresamiento a 600 millas de A Coruña cargado con 250 kilos de cocaína. La profunda reforma que requiere no asusta a sus nuevos armadores. Forma parte del reto soñado que enmarcado en el proyecto “Gonzalo de Vigo” se propone repetir el recorrido de la primera circunnavegación a la Tierra. Aquella agónica ruta en la que participó el célebre intérprete español de las lenguas indígenas cuya figura inmortalizó en bronce el escultor José Morales por el afán del presidente del Puerto en hacer justicia histórica con este desconocido personaje vigués.

“Cuánto más grande es el desafío mayor será la hazaña”, proclama Sergio Carabaña, el portavoz del proyecto que también da nombre al velero. Todavía falta mucho para que este casco de 10 metros de eslora por 4 de manga pueda poner proa hacia esa travesía que hace 500 años inició desde Sanlúcar de Barrameda Fernando de Magallanes para concluirla Juan Sebastián Elcano. Antes arrancará la primera etapa de otra aventura, la desarrollada en dique seco. Será dentro de unas horas, cuando coincidiendo con la conmemoración de la fecha del V Centenario, con el esculpido observador Gonzalo de Vigo de testigo en los jardines de Portocultura, el velero por fin abandone mañana esta dársena para su posterior remolque hasta el varadero del Real Club Náutico.

A partir de aquí se activa el reloj de un proyecto patrocinado por el grupo Telebearing Galicia. Sus impulsores se dan un año, hasta el 501 aniversario de la remarcada vuelta al mundo, para que el Gonzalo de Vigo zarpe con igual itinerario. Estiman que necesitarán unos 30.000 euros para la reparación que planean encargar a una empresa especializada aunque ejecutándola con la colaboración de voluntarios.

Sus impulsores se dan un año para que el Gonzalo de Vigo pueda zarpar

Aventura con fines socieales

De los avances de estos trabajos informarán en una cuenta abierta en Youtube. Lo que se recaude vía monetización de este canal se destinará a las dos principales finalidades sociales del proyecto: la ayuda a la lucha contra la drogadicción y la recogida de plásticos en la ría de Vigo. De aquí y de la campaña de mecenazgo por medio de la plataforma de suscripción Patreon saldrán parte de los fondos para poner en condiciones de navegar el barco y los 20.000 de los gastos estimados para la larga travesía.

Vista del destartalado interior del velero Ricardo Grobas

La futura tripulación también saldrá del reclutamiento de simpatizantes a través de las redes sociales. Salvo los dos más veteranos y con experiencia, sobre quienes recaerá el gobierno del barco todavía por “fichar”, hasta 25 marineros podrían participar en esta aventura rotándose en grupos de máximo 5 tripulantes por ruta.

“Llevábamos tiempo observando cómo iba degradándose hasta que FARO comenzó a publicar artículos sobre la situación con el presidente del Puerto queriéndose deshacer de él. Y nos dio un pálpito. Nos preguntamos, ¿Y por qué no?”, recuerda Carabaña, comercial de Cuvidasa, filial viguesa de Telebearing, ahora con sede en O Porriño, especializada en suministros a la industria naval y automoción.

Sergio Carabaña y Álvaro Fraile en la cubierta del “narcovelero” Ricardo Grobas

Hace falta sentir una gran afición por el mar, “una mezcla de ímpetu romántico y hasta un poco infantil”, admite el portavoz, para entender los motivos que pueden llevarle a él y sus amigos a embarcarse en una iniciativa de esta envergadura. Y hace falta también manos para trabajar porque no basta solo con la implicación de los promotores ni con los trabajadores de sus empresas. Por muy manitas que sean para hacer realidad el proyecto se necesitan involucrar a más gente. Y a ellas se dirige su llamamiento. Subirse a bordo solo es cuestión de soñar.

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