Los restos de esta fortificación abaluartada deben ser protegidos como parte del gran patrimonio cultural de la zona. No son unos simples muros, son la representación de una buena fortaleza y merecen por su historia ser conservados. Las autoridades deberían contemplar, también, la reconstrucción de dos pequeños trozos de esta muralla, uno en el oeste y otro en el este. De esta forma se haría visible la totalidad de la fortaleza en su perímetro entre costa y torre.
Cuando se construyó el puente de Rande, sus pilares no afectaron al castillo como se creía pero sí las obras auxiliares para situar grúas y andamios, amén de accesos a las bases de los propios pilares, lo que alejó el muro norte del agua. Ahora ésta no bate contra su base sino que existe un relleno que se transformó en un paseo extramuros que permite ver la monumentalidad del castillo con sus tres baluartes de forma apuntada.
Este patrimonio arquitectónico e histórico merece que se le dedique un poco de tiempo y dinero para conservarlo y, si se hicieran las reconstrucciones citadas con anterioridad, se poseería un monumento digno de ser incluido en las rutas turísticas-culturales del área de Rande, dada la vistosidad de los lienzos de la muralla.
Durante muchos años los restos del castillo estuvieron olvidados. Cuando los ingleses se fueron lo bombardearon para inutilizarlo pero lo que quedó en pie durante muchos años estuvo oculto y cubierto por árboles y maleza. No dejemos que vuelva a ocurrir, la leyenda de Rande estará más viva cuando se puedan admirar estas murallas por su significativa monumentalidad.
