La Concatedral de Vigo vivió ayer uno de los actos que más fervor desata: el descendimiento del Cristo de la Victoria. Vítores, lágrimas y abrazos protagonizaron este evento que se prolongó durante toda la tarde y la noche de ayer.

El descendimiento fue precedido de dos misas. La última se celebró a las 20.00 horas y contó con la participación de la coral Alborada que cantó al final el himno del Cristo de la Victoria. Dentro del templo las lámparas de araña giraron sobre sí mismas. Durante toda la tarde las puertas principales habían quedado abiertas para poder así acoger a todos los feligreses que no consiguieron entrar y que seguían el acto desde la plaza.

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Devoción viguesa en el descendimiento del Cristo de la Victoria

En total una decena de costaleros trasladó el carro de madera de la plaza de la Colegiata al interior del templo católico. Una vez allí, se procedió a desplegar las dos escaleras de metal que quedaron apoyadas en los márgenes de los mosaicos, obra de Santiago Padrós, y que permitieron colocar la cuerda a la tradicional polea. Entre los costaleros, se encontraban Carlos Martínez, quien desatornilló la imagen del Santísimo del trozo de madera sujeta al altar. Luego de colocar la imagen en horizontal, cientos de devotos acudieron en orden a besarlo.

Fue una ceremonia que destacó por la cantidad de feligreses y por los sentimientos que despertaba. Los rostros cubiertos de lágrimas eran habituales. Entre los asistentes se encontraba Mercedes, una devota que asegura que el Cristo ayudó a su hijo cuando a los 18 años sufrió un accidente, y María Jesús, quien lleva acudiendo a esta festividad desde que tenía doce años.

De acuerdo a la presidenta de la cofradía, Marora Martín-Caloto, se trata de una festividad que congrega a más de 150.000 feligreses, un dato que la convierte, en palabras de Ángeles de Andrés (cofrade) en el evento religioso que, sin pertenecer a la Semana Santa, mueve más fieles de toda Europa. Ángeles de Andrés también destacó el recorrido nocturno y lo comparó con el Camino de Santiago por las experiencias que este provoca en los fieles.