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Decenas de perros perdidos a causa del ruido de los fuegos artificiales de Bouzas

La refugio de A Madroa recibió en los últimos días animales que huyeron despavoridos cuando comenzó la pirotecnia

Miles de personas presenciaron los fuegos de Bouzas. // J. Lores

Los fuegos artificiales de fiestas como Bouzas o Coia suelen ser esperados con ansiedad por gran parte de los vigueses, que quieren disfrutar de un fantástico espectáculo visual en el cielo nocturno. Son eventos que llegan a congregar todos los años a miles de personas. Pero hay otros seres vivos que no disfrutan en absoluto de la pirotecnia. Los perros le tienen pánico. Y se demostró el pasado domingo en Bouzas. Decenas de canes se escaparon esa noche ante el estruendo provocado por los fuegos artificiales. Muchos de ellos fueron recogidos de las calles y llevados a la perrera municipal, en A Madroa. Como tenían el chip identificador, los trabajadores del refugio de animales consiguieron localizar fácilmente a los dueños y los canes ya están en su hogar. Pero otros siguen perdidos.

"Estaba tomando algo en una terraza de Bouzas y mi perro, un caniche, estaba debajo de la mesa. Cuando lanzaron los fuegos se puso muy nervioso y se escapó sin que me diese tiempo a reaccionar. Todavía no lo he encontrado, no aparece por ningún lado", lamentaba Clara, una pontevedresa que se acercó a Bouzas con su canel pasado domingo para disfrutar de las fiestas con unas amigas.

Precisamente, el domingo había varias personas con sus perros viendo los fuegos artificiales pese a que son conscientes que los cánidos no toleran muy bien el ruido pirotécnico. Por mucho que estuviesen atados, se podía apreciar cómo los animales se ponían muy nerviosos y sentían pánico ante el lanzamiento de los fuegos. Los cánidos tienen un sentido auditivo mucho más agudo que el de los seres humanos, lo que les hace más sensibles ante ruidos como estos.

Las de Bouzas no son las únicas fiestas cuyos fuegos artificiales provocan la espantada de los cánidos. También las de Coia, por poner solo un ejemplo, provocaron un fenómeno parecido. El responsable de la perrera municipal, Vicente Viso, señala que siempre que hay festejos de este tipo (normalmente, en los meses de verano), el promedio de perros que llegan mensualmente al refugio de A Madroa despavoridos por el ruido pirotécnico es de unos cincuenta. Y ahora, tras el pasado domingo en Bouzas, la cantidad de animales extraviados superó la veintena. Viso tiene clara cuál es su solución ante este problema: "Yo prohibiría directamente el lanzamiento de fuegos artificiales".

En este sentido, uno de los municipios pioneros es Gondomar. El Concello del Val Miñor vetó durante las fiestas del municipio la utilización de artificios y bombas de palenque y obligó a los feriantes de las atracciones a apagar la música durante dos horas cada día para reducir los trastornos que los elevados sonidos provocan en las personas epilépticas y autistas y también en los perros. El dinero utilizado hasta ahora en bombas de palenque se destinó a organizar una fiesta infantil.

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