Este hallazgo científico resulta prometedor para la salud bucodental y tiene buenas expectativas para salir al mercado. Para ello, no solo ha sido necesaria una buena investigación. También, un cambio de mentalidad. "Han tenido unos resultados iniciales en laboratorio y, en vez de publicarlos enseguida para hacer puntos en su currículum, contactaron con quien tenían que contactar para protegerlo vía patente y dar los pasos con calma y reflexión", explica Nerea Sousa, gestora de innovación y transferencia en la Fundación Biomédica Galicia Sur.

A los científicos se les exige publicar para puntuar en becas, ayudas, procesos selectivos... Lamentablemente, cuando un hallazgo está disponible para todos, a la industria no le suele interesar invertir para desarrollarlo y llevarlo al paciente. Si una empresa lo tiene en exclusiva, sí. En este caso, fueron pacientes y consultaron el aspecto legal de cada paso.

El proyecto contó con un apoyo inicial de La Fundación para la Innovación y la Prospectiva en Salud en España (FIPSE) y, luego, la Axencia Galega de Innovación (GAIN) le dio un buen impulso con 213.000 euros, a través de su programa Ignicia, que apoya la transferencia en proyectos con potencial innovador y expectativas de retorno económico. Se lleva un 30% de lo que se obtenga para financiar otros proyectos. Del resto, el 17% será para la USC y el 83% para el Sergas. De esta última parte, la mitad es para los investigadores.