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Las hermanas Ana y María Purriños Paz, de 21 años, en un aula de Telecomunicación. // Marta G. Brea

Compañeras de vida... y en las aulas

Las mellizas vilalbesas María y Ana Purriños estudian 3º de Ingeniería de Telecomunicación tras obtener la misma media en Bachillerato y superar selectividad con idéntica nota

María y Ana suman veintiún años como compañeras de vida y también en los pupitres. Juntas en clase desde niñas, estas mellizas vilalbesas obtuvieron la misma media de Bachillerato y superaron la selectividad con una nota idéntica antes de poner rumbo a Vigo para estudiar Ingeniería de Telecomunicación. Están en tercero y, algo inédito en sus biografías, han elegido especialidades diferentes, Electrónica e Imagen y Sonido, así que es la primera vez que solo coinciden en el aula en algunas asignaturas comunes. "Al principio era un poco raro, ¿dónde estaba la otra? Pero ahora discutimos menos", bromean las hermanas, que siguen compartiendo habitación en la residencia estudiantil, aficiones y gustos, pandilla universitaria y la de toda la vida en su localidad natal.

Ana, la pequeña, fue la primera en elegir carrera. A María también le gustó después de conocer sus salidas profesionales, pero en un principio pensó en decantarse por alguna otra. Su hermana celebró que al final cambiase de opinión: "Me alegré porque así ya no tenía que venir sola a la escuela. En casa nos dijeron que estudiásemos lo que nos gustase pero, a poder ser, en la misma ciudad, porque así están más tranquilos".

Por primera vez en su vida, este curso han hecho amigos diferentes a los que a menudo confunden. "Al principio pensaban que éramos la misma persona porque nunca nos veían juntas", comentan. Y es que Ana y María han engañado a su propia familia desde crías: "Nos metíamos en el baño para cambiarnos de ropa y no se daban cuenta. Los profesores del colegio se fijaban en el sitio donde nos sentábamos para diferenciarnos y durante la época en que llevamos ortodoncia la gente nos distinguía por los colores de las gomas. Y ahora las compañeras de la residencia han descubierto que María tiene un lunar sobre la ceja. ¡Nosotras ni nos habíamos dado cuenta!".

Y eso que, desde que recuerdan, nunca han estado separadas más de unos días. "Ana estuvo ingresada de pequeña y se me hacía raro estar en casa sin ella", dice María. Su cariño y complicidad es evidente, pero no consideran que los mellizos tengan una conexión especial: "Son mitos. Lo que pasa es que nos entendemos mejor porque llevamos toda la vida juntas. Al final somos como un pack. Y así nos ven. En los grupos de whatsapp lo que contesta una, para el resto, vale por las dos".

Eso sí, en cuestión de caracteres las hermanas Purriños aseguran ser "muy diferentes". "Ana es la maja y yo la borde. Salto antes, mientras que ella es más paciente y tranquila", resume María, la mayor y además "dos centímetros" más alta. "Ella tiene más carácter", suaviza su hermana.

María presume de resultar victoriosa en los enfrentamientos fraternales. "Mi padre no entiende que discutamos pero es normal porque estamos conviviendo 24 horas", justifica. Y Ana apostilla sonriente: "Ella quiere mandar siempre pero ahora ya empiezo yo también a imponerme".

Más allá de las normales riñas entre hermanas -"Nos llevamos bien y nos queremos", aclaran por si acaso-, lo bueno de formar un tándem en la carrera, dicen, es que "una es el apoyo de la otra": "Estamos muy contentas con nuestra elección. Segundo es un curso muy duro pero nos fue bien y si a una se le dan mejor unas asignaturas echa una mano a la otra. Solemos ir bastante a la par pero María es más buena con las de electrónica".

Además de sacar adelante sus estudios, las mellizas colaboran en iniciativas estudiantiles y de la propia escuela como el Foro Tecnológico de Empleo, el programa de mentoring para ayudar a los alumnos recién llegados -"A mí me saludan confundidos los de María", comenta Ana entre risas- o las jornadas "Elas fan CienTec" para animar a las alumnas de instituto a elegir carreras científicas y tecnológicas.

"Hoy en día no creo que nadie tenga la mentalidad de que las chicas no podemos estudiar ingenierías. Somos muy capaces y hace falta la visión de la mujer en la ciencia y la tecnología. Es más complicado llegar a puestos elevados, pero si no lo cambiamos nosotras no lo hará nadie. Lo lograremos poco a poco", aseguran convencidas.

Y para que más jóvenes se sumen a ellas en las aulas universitarias y consigan alcanzar este propósito son necesarios referentes femeninos. "En los libros no aparecen los logros de las mujeres, solo los de los hombres. Nuestra madrina es profe de Matemáticas y nos ayudaba los fines de semana y, en el instituto, la profesora de Tecnología era muy buena y nos influyó a la hora de elegir la carrera. Deberían informar sobre estos grados a todos los alumnos".

María y Ana se han separado por primera vez este curso, pero ¿qué ocurrirá al acabar la carrera? Piensan que el mercado laboral les marcará caminos diferentes. "Pero igual por causas del destino acabamos juntas de nuevo", añaden divertidas.

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