La decisión de decantarse por la Formación Profesional en lugar de estudios universitarios no siempre se toma una vez concluyen los estudios de Educación Secundaria. El alumnado, cuando se incorpora a 4º ESO puede decantarse entre dos itinerarios: enseñanzas académicas o aplicadas. La primera está pensada para el estudiante que desea cursar los dos años de Bachillerato y, por consiguiente, realizar la prueba de Selectividad y matricularse en una carrera. En este caso, las materias curriculares son, además de las troncales, Biología y geología, Física y química, Latín y Economía.

Los jóvenes que opten por las enseñanzas aplicadas, por la contra, cursarán en este último ciclo de la ESO materias orientadas a la FP: Ciencias aplicadas a la actividad profesional, Tecnología e Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial.

El año pasado, en Galicia, uno de cada siete alumnos de 4º ESO de decantó por esta última opción. Así, de un total de 19.776 jóvenes que en el curso 2017/2018 promocionaron a este último año de la Enseñanza Obligatoria, 2.835 optaron por materias orientadas a la Formación Profesional. Los propios directores de los centros formativos destacan el notable aumento de estudiantes que recién graduados ya inician su incorporación a la FP. "Son sin duda la gran mayoría; otros llegan a través de Bachillerato, aunque en menor medida y también tras superar los ciclos de FP Básica", apunta Rubén Otero. A este respecto, Manuel Arias matiza. "Los que terminan un FP Básica no siempre siguen, depende si al terminar necesita buscar un trabajo o no, si es lo que pensaba o si tienen como objetivo alcanzar una mayor formación", dice.