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La inversión millonaria que afianzó el despegue de Leixões

De mover apenas 15.900 cruceristas en 2007 a cerrar el año pasado por encima de los 95.500. A lo largo de la última década el puerto de Leixões ha conseguido encadenar un aumento de demanda notable. Tanto, que la brecha que lo separaba de las terminales gallegas se ha ido estrechando cada vez más. Si en 2015 el puerto de Vigo sextuplicaba la actividad del luso, en 2017 ya solo le sacaba un 47% más de pasajeros e incluso se veía superado en escalas de buques.

Una de las claves que explican ese aumento notable de demanda, además del peso turístico de Oporto y el empuje de Sá Carneiro, aeropuerto que también ha crecido en rutas y pasajeros durante los últimos años, es la inversión realizada por Portugal en la terminal de Leixões. Con el objetivo de convertirlo en un puerto base y de referencia en los tráficos del norte de la península, Portugal ha destinado más de 50 millones de euros a construir una nueva e innovadora terminal de cruceros, una infraestructura que se estrenó en julio de 2015.

Al estrenar la terminal, la Autoridad Portuaria de Leixões (APDL) se fijó unos objetivos ambiciosos que pasaban por cerrar este año con unos 130.000 viajeros, expectativa que hace unos meses se había rebajado ya a 110.000. Al cierre de septiembre la terminal portuense superaba ya los 98.200 pasajeros y las 80 escalas. Aunque los datos no alcanzan los previstos en un inicio siguen reflejando un incremento muy acentuado de demanda. En nueve meses la terminal de Leixões ya habría sumado de hecho más del doble de pasajeros que en 2011, cuando apenas llegaba a 42.000 y rondaba el medio centenar de atraques anuales.

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