Las grandes urbes como Madrid o Barcelona sufrieron el mayor impacto tras la crisis, pero los recortes en la protección y los servicios sociales derivados de las políticas de austeridad provocaron heridas que todavía siguen abiertas en las ciudades medianas como Vigo y A Coruña, los principales polos de Galicia. Un estudio desarrollado por geógrafos en la Universidad de Santiago compara la vulnerabilidad urbana de ambas durante el periodo 'postcrisis" y las propuestas de quienes las gobiernan desde 2015 para mejorar la calidad de vida de los distintos vecindarios. Y los datos señalan una mayor fortaleza de los barrios olívicos, pero también más políticas locales para garantizar la igualdad desde el Concello herculino.

La investigación se basa en los mapas de vulnerabilidad elaborados a partir de los indicadores del INE y el IGE sobre demografía, empleo y vivienda. Esta herramienta permite profundizar en la situación real de cada barrio y revela que las zonas más vulnerables en Vigo y A Coruña son aquellas que continúan sin rehabilitar dentro de los cascos históricos y las áreas residenciales de los trabajadores en las afueras.

"La población mayor o con menos ingresos son más dependientes de los servicios y, por tanto, más vulnerables frente a los recortes. Las ciudades no son homogéneas y no tiene los mismos efectos, por ejemplo, que se reduzca la atención sanitaria en Areal o en el Parrote, donde vive Amancio Ortega, que en Coia", apunta José Manuel Taboada, presidente del Colegio de Geógrafos de Galicia, socio de la consultora Tysgal y uno de los autores de este estudio junto con María José Piñeira y Francisco Durán, profesores de la universidad compostelana.

Los mapas de vulnerabilidad evidencian que A Coruña sufrió un mayor impacto por la crisis, pues un 39,5% de sus secciones catastrales están en situación de alta o muy alta vulnerabilidad, frente al 20,2% de Vigo. Además, los barrios con mayor fortaleza en la ciudad olívica suponen el 38,7% frente al 23% de la herculina.

La actividad económica y la dispersión explican estos datos. "Ambas ciudades son costeras pero muy distintas económicamente. Vigo tiene un sector industrial muy potente: Citroën, la industria pesquera y conservera o todas las empresas vinculadas al I+D ubicadas en las comarcas cercanas. Sin embargo, A Coruña tiene la refinería y el grupo Inditex pero es más de servicios. Llegó a ser una de las ciudades con más centros comerciales, solo por detrás de Madrid y Barcelona. Y en este sector los contratos son más inestables. Vigo es menos vulnerable porque los trabajos son mejores y estables", explica Taboada.

"Y también le favorece su mayor dispersión urbana [37%] frente a la ciudad de A Coruña, que es más compacta y el 87% de su población vive en pisos en el núcleo urbano", añade. Son muchos los vigueses que, a pesar de trabajar en el sector industrial o de servicios, residen en casas con pequeños huertos, tanto en parroquias de la periferia como en otras más céntricas, en el caso de Freixeiro. Y esto les permite disponer de productos alimenticios y reducir el gasto familiar.

Las zonas con mayor vulnerabilidad en ambas ciudades son aquellas que todavía no fueron rehabilitadas en los centros históricos y, en el caso de A Coruña, ciertos barrios como Monte Alto o Sagrada Familia donde han resurgido conflictos sociales.

Los autores del estudio también incluyen en este grupo zonas en las que los bloques de viviendas conviven con asentamientos tradicionales de Alcabre, Freixeiro, Salgueira, Divina Pastora y San Xosé Obreiro.

Las áreas con vulnerabilidad media de Vigo se encuentran en Navia, Comesaña, Coruxo, Candeán y Bembrive, donde han proliferado los desarrollos habitacionales y casas unifamiliares que se usaban durante los fines de semana se han convertido en residencias principales.

Por último, las zonas con bajas tasas de vulnerabilidad se corresponden con los centros urbanos y áreas periféricas donde reside la población con mayor poder adquisitivo, los frentes marítimos y barrios como el de Coia que en los 80 destacaban por su conflictividad social y hoy ofrecen una calidad de vida alta debido a la abundancia de zonas verdes y la rotación de los residentes, que ahora son adultos-jóvenes de clase media.

En este grupo también entrarían parroquias donde son abundantes las viviendas de uso vacacional o de fin de semana, como Oia, y aquellas donde persisten las pequeñas casas con huertas pero cuyos habitantes tienen un estilo de vida totalmente urbano: Cabral, Bembrive y Zamáns.