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Higinio Ayala. // FdV

Higinio Ayala: "Operando en Gaza es difícil apartar la afectividad, pero hay que hacerlo"

Premiado en 2016 con el Best Examination Award que otorga la Federación Europea de Sociedades de Cirugía de la Mano (FESSH), este especialista habló ayer en Vigo sobre las novedades de los trasplantes de hueso de la pierna para tratar fracturas o infecciones en el antebrazo y la muñeca. Ayala tiene también un amplio currículum solidario como voluntario de Médicos sin Fronteras.

-¿Cuáles son los principales casos que pasan por su quirófano?

-Trabajo sobre todo en la unidad de la cirugía de la mano y muñeca. Principalmente son dos tipos de pacientes. Los derivados de Primaria por un dolor o tumor en la mano o la muñeca, por artrosis, porque tiene comprimido un nervio... Por urgencias llegan las típicas fracturas, tendones flexores cortados.... Tenemos una de las pocas unidades multidisciplinares en España con traumatólogos y cirujanos plásticos.

-Son lesiones más comunes de lo que nos imaginamos.

-Sí. Cada vez hay más patología de la mano, sobre todo, relacionada con la artrosis, por el envejecimiento de la población. También tengo consulta privada y ahí sí atiendo a pacientes laborales, con traumatismos con aplastamientos, cortes con sierras?

-Casos que impresionan un poco más

-Sí. Son traumatismos de alta energía en los que un cirujano plástico tiene bastante que decir, no solo en cuanto al hueso. Por ejemplo, hacemos también trasplantes de dedos del pie a la mano.

-Más impresionantes, pero entiendo que no tienen nada que ver con los que pudo ver en la franja de Gaza.

-Es otra historia. He ido en tres ocasiones. La primera en 2014, justo después de la guerra y cuando aún se podían ver todos los desastres de lo que es un conflicto bélico. Grandes destrozos, disparos de francotiradores... Son traumatismos de alta energía también derivados de aplastamientos de edificios, grandes amputaciones de miembros? A parte del tema de la afectividad.

-¿Es difícil apartar eso en el quirófano?

-Es difícil, pero hay que hacerlo. Si estás ahí es por un tema emocional también. Te implicas personalmente con una situación de injusticia en la que tú crees que puedes aportar tu granito de arena y, en ese sentido, la emoción y la afectividad, tienen mucho que ver. Pero a la hora de trabajar, es ponerse manos a la obra y sacar el trabajo adelante.

-¿Qué lecciones que se trajo de allí?

-Principalmente, que tenemos que crecer como humanidad, porque hay situaciones de injusticia que se mantienen en el tiempo por una sinrazón y que hay que ponerles fin, ya sea en Gaza o en cualquier parte del mundo.

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