Uno de los principales retos que deben afrontar los taxistas de las principales ciudades de España, como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia, es la competencia de las nuevas plataformas de alquiler de vehículos con chófer. En cuestión de años, Uber y Cabify han pasado de ser apps prácticamente desconocidas a serias rivales para los autopatronos de esas urbes.

La convivencia entre unas y otras es tan complicada que los taxistas -que, a diferencia de los chóferes de las nuevas plataformas, trabajan con costosas licencias municipales- han empezado a movilizarse. En los últimos meses protagonizaron mediáticas manifestaciones para exigir al Gobierno que refuerce la regulación de los vehículos de alquiler con conductor, las conocidas como licencias VTC. El sector gallego ha secundado también movilizaciones convocadas a nivel estatal. A finales de julio participó de un paro de 36 horas.

La situación que afrontan los autopatronos de Galicia -incluidos los de Vigo- y los de las ciudades más pobladas de España es sin embargo muy distinta a la de Madrid o Barcelona. En las urbes gallegas Cabify y Uber no operan de momento. Al menos según informan ambas compañías en sus webs. La primera solo está presente a nivel nacional en Barcelona, Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia y Alicante, que tiene 37.700 habitantes más que Vigo. La segunda, con amplia presencia internacional, opera también en las urbes más populosas.

En Vigo los taxistas han reconocido en numerosas ocasiones que el sector padece un exceso de oferta. La legislación gallega establece que en las ciudades del tamaño de Vigo -con más de 150.000 vecinos- debe haber un taxi por cada 900 habitantes, lo que supondría unos 325. En el municipio circulan ahora varios centenares más: 550.