Hace algo más de un siglo, la guerra de Cuba enemistó Estados Unidos con España. La amenaza bélica por parte de la Armada estadounidense generó una inquietud en Don Antonio Sanjurjo Badía, quien en dos meses ideó una "boya submarina lanzatorpedos".

Las pruebas para probar la efectividad del minisubmarino tuvieron lugar el 11 de agosto de 1898, de modo que el próximo sábado se cumplen 120 años de esta historia. Para conmemorar el aniversario del acontecimiento, los descendientes del emprendedor gallego se reunirán para rendir homenaje a la figura de Don Antonio Sanjurjo Badía, conocido como "El Habilidades" por sus múltiples invenciones.

El acto oficial tendrá lugar el próximo viernes a las 11.00 en el Museo del Mar de Vigo, donde se encuentra, cedida por la familia, la boya lanzatorpedos. Posteriormente, se oficiará una misa en la Capilla del Parador de Baiona en recuerdo de los miembros de la familia que ya no están. María Jesús Sanjurjo, nieta del extraordinario innovador, será quien encabece esta celebración de cuatro generaciones de la familia.

Antonio Sanjurjo Badía cuenta con una calle en Vigo gracias a un homenaje promovido a principios del siglo XX por sus empleados y apoyado por los ayuntamientos de Lavadores y Vigo.

El Sanjurjo, nombre con el que se conoce a la boya lanzatorpedos, fue concebido para contribuir a la defensa de la bahía de Vigo si el campo de batalla de la guerra de Cuba se trasladaba del Caribe a la península. Sanjurjo Badía creó y construyó el submarino en dos meses con un presupuesto de 18.000 pesetas, algo más de 108 euros.

La poza de Guixar fue el enclave elegido para probar el invento, hasta donde se acercaron muchos curiosos. Don Antonio y dos operarios más se embarcaron en el submarino y permanecieron bajo el agua durante una hora y media por la mañana y 45 minutos por la tarde, aunque su autonomía de inmersión llegaba a las cinco horas. El aparato llegó a los 20 metros de profundidad y se movía a dos millas por hora a una velocidad de dos nudos, lo que corroboraba su eficacia y utilidad práctica.

Quedaron sin ser sometidos a examen los dos tubos lanzatorpedos de 18 metros cada uno, ya que se habían puesto en marcha las negociaciones por la paz.

Dos días después, se confirmó: los ensayos de la boya lanzatorpedos habían concluido ese mismo sábado las últimas pruebas de inmersión, estabilidad y marcha dieron el mismo resultado satisfactorio que el jueves. Al terminar estas labores, se abrió la escotilla superior y por ella se asomó don Antonio ondeando dos banderas: la primera, de Vigo, y la segunda, la insignia nacional sobre la que aparecía bordado en mayúsculas el lema "Por España".

Poco tiempo después, Eugenio Montero Ríos firmaba de mala gana el Tratado de París, por el que España renunciaba a Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas (esta última, vendida por 20 millones de dólares). La amenaza de guerra en territorio español desapareció con la utilidad bélica del "Sanjurjo", que pasó a ser un objeto histórico que hoy en día está expuesto en el Museo del Mar, donde se puede visitar.