Vigo ha sido tradicionalmente ciudad de acogida batiendo todos los récords de Galicia durante los años de bonanza económica. Pero los tiempos cambiaron y el fenómeno se ha suavizado, pese a lo cual sigue teniendo empadronados procedentes de 133 países distintos. Un importante grupo de cinco mil habitantes son comunitarios, siendo Portugal y Rumanía con mucha diferencia las nacionalidades más frecuentes, seguidas por Italia y, ya a distancia, Francia, Alemania y Bulgaria. A principios de año residían en Vigo 2.052 vecinos de nacionalidad lusa y otros 1.344 rumanos, colonia que ha sufrido un importante retroceso de casi 400 personas en apenas un año. Casi testimonial es la presencia de tres mujeres estonias, una única vecina de Bosnia y otra de Montenegro.

El otro punto de llegada es Sudamérica, de donde son oriundos 6.656 vecinos. Uno de cada cinco, hasta un total de 1.333 mujeres y hombres nacieron en Brasil, el grupo más numeroso por encima de los 939 venezolanos legalmente reconocidos en la ciudad y los 814 colombianos. En torno al medio millar de residentes se mantiene Uruguai, Perú, Paraguay y Argentina, situándose en el extremo contrario los dos inmigrantes procedentes de Jamaica registrados por el Concello, los nueve de Canadá o el mimo y único residente de Antigua y Barbuda que resiste en Vigo. De Asia y Oceanía llegaron 807 nuevos residentes, una cifra estable en los últimos ejercicios.