La lluvia sigue sin aparecer en el horizonte de Vigo y la caída la semana pasada apenas ha servido para contener el descenso en los embalses que abastecen a la ciudad y su área. Este escenario obliga a barajar todas las posibilidades, incluidas las más extremas. Por ejemplo, traer a Vigo el agua mediante barcos cisterna. Es una solución de enorme coste y dificultad técnica, pero no imposible: ya se realizó en Mallorca y Barcelona.
El alcalde, Abel Caballero, no descartó ayer esta medida para el caso de que persista la sequía mientras no se acaban las obras para bombear agua desde el Verdugo a Eiras. Actualmente, el abastecimiento solo está garantizado hasta febrero.
En España existen dos antecedentes de una operación similar. La primera vez tuvo lugar en Palma de Mallorca en 1995, bautizada como Operación Barco. Las obras para adaptar la infraestructura costaron unos 9 millones de euros de aquel entonces. Había que construir las tuberías para hacer llegar el agua a los buques, en el puerto de origen (Tarragona), y canalizarla a un depósito, en el de destino.
A mayores, el coste del agua y de su transporte rondó los 12 millones de euros durante tres años, una factura que repercutió durante años en los bolsillos de los mallorquines. Los expertos mallorquines calificaron, entonces, de "desorbitado" el precio del "agua de barco".
El estreno de la operación no fue muy afortunado: hubo que tirar el agua porque tenía restos de pintura y sabía mal, pero el problema se superó en las posteriores entregas. Cada uno de aquellos buques-tanque podía transportar hasta 60.000 metros cúbicos.
El segundo caso tuvo Barcelona como escenario, en 2008. De aquella los barcos-cisterna también llegaban desde Tarragona y Marsella. La previsión eran que se realizasen 63 viajes mensuales, a razón de 22 millones de euros cada mes. Unos costes que dejan esta opción para una situación de extrema necesidad.
