Las contradicciones en las declaraciones de Pedro Yago Santos y Alison Lucas Barros, los dos jóvenes brasileños juzgados por el robo y agresión al párroco de Santa Rita en Vigo, llevaron ayer a la fiscal a mantener una petición de 15 años de cárcel para cada uno de ellos y a elevar a más de medio millón de euros la indemnización a la víctima dadas las graves secuelas que padece y que le obligan a depender de otras personas de por vida ya que no puede moverse más que con una grúa y en silla de ruedas. Una responsabilidad civil conjunta y solidaria a la que no podrán hacer frente pues son insolventes.

Las defensas, tras reconocer la gravedad de los hechos ocurridos en el interior de la iglesia en octubre del año pasado, piden la absolución de ambos al considerar que no ha quedado acreditada la participación de sus clientes. Ninguno de los dos, acusados de lesiones agravadas y robo con violencia e intimidación, hizo ayer uso de su derecho a la última palabra. Se limitaron a respaldar lo que habían dicho sus abogados.

La fiscal puso de manifiesto que cuando Pedro Yago Santos acusó inicialmente a Alison aportó en su declaración datos que "solo podía conocer quien estuvo allí o participó en el ataque, como que le había propinado patadas en la cabeza al sacerdote". Tras tildar de inverosímiles las declaraciones de los jóvenes, resaltó que Yago dijo tener una gorra y una camiseta rojas y admitió que se paró en un contenedor cerca de la iglesia de Santa Rita, sin embargo en las grabaciones no se reconoce a sí mismo. Finalmente, tras negar haber estado aquel día en la iglesia, ambos reconocieron después ante el tribunal que sí: uno dijo que fue a cambiar monedas y el otro a confesarse.

Precisamente fueron las grabaciones de las cámaras de seguridad de las tiendas y locales comerciales de la zona las que llevaron a la Policía hasta los dos acusados. Dos testigos los vieron salir corriendo de la iglesia en direcciones distintas poco antes de que lo hiciera el sacerdote sangrando y diciendo "me han dado una paliza". Uno de los testigos corrió tras uno de ellos si bien no lo alcanzó pese a ser relevado en la carrera por un "gorrilla".

La descripción que dieron los testigos de los asaltantes permitió localizarlos en una de las cámaras del Hospital Xeral y desde allí se pudo reconstruir el trayecto que realizaron hasta la iglesia y su huida, según explicaron los policías que testificaron ayer. También se comprobaron los posicionamientos de los móviles, localizándose sólo el de Pedro Yago.

La abogada de Alison, que reconoció la gravedad de los hechos, reclamó una sentencia amparada en una prueba irrefutable, y para ella las grabaciones de las cámaras no lo son. Entiende que ningún testigo ha reconocido a los jóvenes y resta validez a la identificación del propio sacerdote que reconoció Pedro Yago Santos.

Las forenses descartaron un hematoma espontáneo en el sacerdote: "Fue por agresión, un traumatismo no espontáneo" aseveraron. Explicaron además que las lesiones externas en mejillas, nariz y piernas indican que fue golpeado. El propio sacerdote relató que le dieron una paliza quienes le socorrieron. "Creí que me mataban", le dijo a su hermana.

Precisamente el hecho de tener como secuelas de la agresión una incapacidad del 95%, la fiscal elevó de 60.000 a 120.00 euros la indemnización para la hermana del cura, una octogenaria que le atiende todo el día en una residencia ya que él no puede valerse por sí mismo.