La meteorología era excelente, la carretera estaba recién asfaltada y los competidores venían más preparados que nunca. Numerosas horas en el taller y decenas de pruebas después, mas de cien participantes acudieron con sus carros de bolas tradicionales a la decimonovena Baixada de Freixo. Dragones, islas paradisiacas, cajas de cervezas, tiburones o prototipos vikingo se dieron cita en Valladares para luchar por los premios ofrecidos por la organización.

Se presumía que este año el nivel sería mayor que el de los últimos meses de septiembre y el público se agolpó en los exteriores del circuito para presenciar el descenso del medio centenar de carros concurrentes. Individuales y grupales, los particulares vehículos hicieron las delicias de pequeños y mayores. El espectáculo reúne a familias enteras de toda la ciudad y año a año crece en popularidad.

A primera hora de la tarde tomaron la salida los primeros participantes. Los últimos lo hicieron varias horas después. Cada competidor tenía tres intentos: uno para reconocer el circuito, otro para marcar el mejor tiempo posible y un tercero para descender con calma y en clave de humor. Nadie de los que se acercaron hasta Valladares para ver la prueba se movió de su sitio en toda la tarde.

Las categorías se dividían según la edad. Los menores de 16 años competían por un lado y el resto por el otro. Además de la velocidad, los organizadores, como ya es habitual, premiaban la originalidad y la forma de los carros. "Se nota que cada año se rompen más la cabeza para traer diseños más peculiares", apuntaba ayer Pili, una de las promotoras de la cita.

Los accidentes también son una constante en la prueba. Uno de los más aparatosos tuvo como protagonista al competidor más veterano, que tuvo que ser trasladado por un golpe en la cara. Por contra, Breixo Santos recibió un premio especial por ser, con cuatro años, el participante más joven.

Los ganadores por tiempos fueron 'CSZero' y Raúl Hermida en categoría de más de 16 años y 'Ginatillos' y Vaqueiro Iglesias en la de niños. A mayores recibieron un galardón por su particular indumentaria los carros que imitaban la figura de un dragón y de unos vigilantes.