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La huella romana entre Vigo y A Guarda a través de sus salinas

Los restos encontrados en los acantilados oienses elevan a cinco los yacimientos descubiertos en la costa - Los expertos urgen poner en valor y dar a conocer este tesoro histórico

La sal ha trazado su propio camino a lo largo del litoral de la provincia. Las salinas romanas descubiertas el domingo en Oia por un vecino que reparó -como él mismo relataba a FARO- en "unas piedras planas", despejadas por el fuerte oleaje de los últimos días, confirman lo que los historiadores piensan desde hace ya tiempo: el importante papel que jugó en el sur de Galicia la explotación de la sal durante los primeros siglos de nuestra era. Solo en las últimas décadas se han hallado varios vestigios entre A Guarda y Vigo, algunos de un valor histórico incalculable.

A finales de los años 90, las obras del centro médico de la calle Rosalía de Castro dejaron al descubierto las salinas romanas de evaporación solar más antiguas de Galicia. Se ocultaban a más de seis metros bajo tierra. En la década los 70 una riada dejó al descubierto unos restos en Porto Mougás, que acabaron sepultado por el abandono. Medio siglo antes, en los años 20, la familia Mirambell hallaba las primeras piezas del yacimiento arqueológico que dormía bajo su finca, en la hoy bautizada como Villa Romana de Toralla, en la que se incluyen también unas salinas.

En total el historiador Javier Costas Goberna, miembro del Instituto de Estudios Vigueses (IEV), autor de una nutrida obra -entre sus títulos destaca Las salinas de Vigo, editado por el IEV- y el experto al que se dirigió el vecino de Oia que halló los últimos vestigios, cuenta media decena de salinas entre A Guarda y Vigo: la de Seixal, As Lagoas, la última en descubrirse; Porto Mougás, Toralla y Rosalía de Castro.

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Un rico legado de la época romana que los expertos urgen poner en valor. Para dar a conocer estas piezas del pasado de la comarca. Y por el potencial que tienen también para atraer visitantes. Al fin y al cabo -recuerda Costas Goberna- algunas de las salinas se encuentran muy cerca del Camino Portugués por la costa, que sube desde Caminha por Mougás y Ramallosa hasta Vigo para seguir rumbo a Redondela.

Como referente, Costas Goberna señala las salinas de Rosalía de Castro, que desde hace casi una década protagonizan la instalación Salinae, enclavada en pleno centro de la ciudad y que permiten disfrutar de un yacimiento único: la que, como recuerda la web de Turismo del Concello de Vigo, es la única salina marina de evaporación solar conservada y musealizada de todo el Imperio Romano. "Son unas salinas extraordinarias, de carácter casi industrial", anota el investigador del IEV, quien señala que probablemente el material que se generaba se empleaba tanto para consumo propio, como para abastecer a labores de salazón. "La sal era el oro blanco de la época; se usaba como condimento, tenía un uso medicinal... Incluso en algún caso se pagaba con ella", recuerda.

"Es llamativo que tengamos todo esto. Hay un potencial tremendo y debería haber más casos como el de Salinae a lo largo de esta ruta", reflexiona Costas Goberna. Entre los tesoros que se despliegan por el litoral del sur de la provincia de Pontevedra están, por ejemplo, las salinas de O Seixal, en la zona costera de A Guarda. Los exhaustivos estudios sobre el terreno concluyen que son las únicas de Galicia situadas en mar abierto.

Un tesoro por descubrir

El tesoro del litoral podría ser incluso más grande. Costas Goberna reconocía ayer que no se descarta que pueda haber otras salinas distribuidas por la costa. "Las que conocemos hasta ahora se corresponden con emplazamientos muy concretos, con características muy concretas", anota. Tras jugar un papel importante durante la época romana, estas instalaciones para la recolección de sal fueron cayendo en desuso poco a poco durante la Edad Media. Los documentos relacionados con el Monasterio de Oia, por ejemplo, no recogen referencias a ninguna en su entorno.

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