El Mytilus cumple este año su veinte aniversario en unas condiciones paupérrimas a pesar del importante servicio que ha prestado al Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC) de Vigo. Desde que el centro de Bouzas perdió en 2013 su tutela al ser reasignado a la Unidad de Tecnología Marina (UTM) del Centro Mediterráneo de Investigaciones Marinas y Ambientales (CMIMA) de Barcelona, las labores de mantenimiento del veterano oceanográfico se redujeron a la mínima expresión. "Prácticamente a lo justo para poder salir a la mar", lamentan investigadores consultados por este periódico. En consecuencia, el casco del buque comienza a resentirse por una acción del óxido que se contagia ya a máquinas vitales en el día a día de las misiones científicas y a la que se suman averías en los equipos náuticos que imposibilitan una navegación con garantías de seguridad.

A causa del grave deterioro que presenta el barco, las campañas de investigación programadas para este año han quedado en suspenso. Al menos todas las previstas por científicos del IIM. La Universidad de Vigo, que en virtud de un convenio con el CSIC vigués figura entre los habituales usuarios de Mytilus, ya abonó el importe del "alquiler" del buque para desarrollar actividades a lo largo de 2017, aunque todo indica que tendrá que descartar algunas por los problemas que presenta el buque.

"No es que esté a punto de hundirse pero no reúne las condiciones óptimas de funcionamiento y de seguridad", resume una de las personas que subió a bordo en los últimos meses. "Que tenga todos los certificados de navegabilidad no significa que no necesite arreglos", señala otra.

El listado de deficiencias detectadas por los investigadores que visitaron recientemente el buque para preparar las campañas de este 2017 es amplio. Grietas en la cubierta de popa por las que se filtra agua al interior; fallos de funcionamiento en las instalaciones hidráulicas y en las maquinillas; grúas y cubierta superior corroídas por el óxido; y el único GPS, así como un radar auxiliar, averiados. Problemas que impiden muchas operaciones necesarias en el trabajo diario a bordo, por lo que en la práctica, "el buque es inoperativo", resume otro científico del instituto vigués consultado.

Botado en 1997, el Mytilus está específicamente diseñado y equipado para ejecutar trabajos de biología marina, oceanografía física y geología marina en ámbitos costeros, según consta en la ficha técnica colgada en la web de la UTM. De 25 metros de eslora por 5,8 de manga y 2,6 de calado, su tripulación teórica es de 10 personas y sumando el personal investigador podría acoger hasta 25 en una salida diaria. Con base en Vigo, cuando hace tres años se substanció la entrega a la citada unidad del CMIMA de Barcelona, el buque estaba valorado en 1,2 millones de euros. Su estado en ese momento no tenía nada que ver con el que presenta ahora tras una varada que se saldó con una factura de 40.000 euros.

"Solo se hizo lo esencial"

Un importe similar al que supondría ahora la "intensa puesta a punto" que reclaman los investigadores para el oceanográfico. "O tal vez mayor", coinciden, culpando del encarecimiento a la "nula inversión" en su mantenimiento en estos años. "Solo se hizo lo esencial, y así está", inciden. Y todo, según la opinión compartida por varios miembros del personal del instituto, porque el buque se transfirió a la UTM sin una partida específica para garantizar su correcta conservación.

Recuerdan que el barco vivió su mejor etapa coincidiendo con las numerosas investigaciones del IIM que fueron respaldadas con presupuestos del Plan Estatal. "Cada una reservaba una cantidad para mantener el barco, pero con los recortes del Gobierno, los proyectos decayeron y el estado del Mytilus pasó también", explican.

Ahora que los fondos comienzan de nuevo a llegar al centro de Bouzas, la suerte del buque ya no se decide en Vigo sino en Barcelona. Y parece que el criterio de cercanía ayuda. Otros oceanográficos adscritos al CSIC con base en el Mediterráneo, como el García del Cid, no sufren el descuido del Mytilus denunciado por los investigadores vigueses, quienes defienden el "crucial servicio" que ofrece el buque. También plantean que resultaría rentable con la implicación de más instituciones que el CSIC, como la Xunta y la Universidad.