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FARO recorre el interior de la vieja factoría

Viaje al interior de La Panificadora: grita por su rescate tras 35 años de abandono

La antigua fábrica está plagada de escombros, maleza y grafitis - El plan municipal pretende rescatarla con nuevos usos públicos y privados

La Panificadora se consume en el corazón de la ciudad desde hace 35 años, cuando la empresa paró la producción tras un lento declive y echó el cierre. El plan del Concello para formar una alianza con Zona Franca y recuperarla con nuevos usos públicos y privados ha rescatado del olvido la antigua fábrica, que ahora se encuentra en un lamentable estado de abandono, plagada de escombros, basura al lado de los hogares de los hornos, maleza (a pesar de que los propietarios la cortan periódicamente) y grafitis en las paredes de las naves, tal y como ha comprobado FARO en un recorrido por todos los edificios desde el portalón de la calle Falperra hasta el impresionante mirador sobre los silos, a casi 30 metros del suelo y 82 sobre el nivel del mar, que ofrece una espectacular panorámica de la Ría con las Islas Cíes como telón de fondo.

VER GALERÍA | La Panificadora busca su regeneración 35 años después. // Alba Villar

De la que fue en 1924, cuando abrió sus puertas, la fábrica de pan más moderna de España, con un nivel de mecanización que le permitía abastecer del alimento básico a casi 150.000 personas, aún sobreviven restos de maquinaria rota y oxidada. Quedó poco por desmantelar, pero lo que hay da pistas sobre el perfecto engranaje y la avanzada ingeniería de las instalaciones que creó el empresario Antonio Valcarce tras visitar factorías en Francia, Alemania y Bélgica con uno de sus socios. Tolvas, cintas transportadoras, un raíl en el techo por el que se desplazaban operarios sentados en máquinas con poleas para elevar y mover mercancía por distintas zonas de las naves, conductos para bajar materias primas por gravedad, estructuras de ascensores o el túnel entre las hileras de silos son algunos ejemplos.

Hasta un Citroën 2CV

El paso del tiempo y el largo declive por el abandono desde 1981 han acentuado el deterioro del complejo diseñado por el arquitecto Manuel Gómez Román. En La Panificadora, además, entran con frecuencia personas ajenas a la propiedad, como queda patente al encontrarse desperdigados restos de muebles, sillones, un futbolín y hasta un viejo Citroën dos caballos desvencijado, sin motor ni ruedas, este último en la nave de piensos construida en los años 60, con fachada hacia la calle Falperra.

Una montaña de basura permanece acumulada al pie de uno de los cuatro antiguos hornos de la factoría. Cuerdas, redes, cestas metálicas corroídas, palés de madera, botellas de plástico y ladrillos rotos se esparcen por distintas zonas del interior, y las pintadas se extienden por todas partes: paredes, vigas, ventanales (muchos de ellos con los cristales rotos), restos de maquinaria, escaleras y diferentes lugares de la fachada, incluso en puntos de difícil acceso como la corona de los silos.

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| Un paseo por la vieja Panificadora de Vigo. // J. Pastoriza

La vieja chimenea, invadida por la yedra, está parcialmente derruida, y ha desaparecido el tejado, devorado por el fuego en un incendio provocado hace unos años. En el interior, donde se realizaba el amasado, permanecen los restos de los hogares de los hornos.

La nave lateral por el lado este, construida en los años 30 y conectada al edificio principal por dos pasarelas, presenta en general un buen estado, aunque también hay escombros y palés de madera. Las vigas son sólidas y la cubierta, inundable, lo que tenía una función termorreguladora del interior del edificio, en el que se almacenaban sacos.

Acceder al mirador es complicado, ya que hay que subir tres niveles en los que se ha retirado el entarimado. En estas plantas se realizaban labores de mezcla y molido del grano. Los propietarios cedieron el pavimento al Concello en 1990 y se instaló en el Pazo Museo Quiñones de León. Solo quedan las vigas de madera, lo que obliga casi a hacer equilibrismo, pero la experiencia vale la pena. Tras llegar al quinto piso aparece la pasarela de conexión con los silos, un corredor con pavimento de hormigón en el que hay que caminar con tiento y de uno en uno.

Sobre los cuatro primeros silos aún pueden verse vestigios de la estructura del ascensor que llegaba hasta esa altura desde el nivel del suelo. Caminando hacia el fondo por la galería también quedan restos de maquinaria. En ese lugar se planteaba en su momento, con la transformación urbanística de la parcela, la apertura de una cafetería-mirador, mientras que el conjunto de silos pasaría a manos del Concello. La subida por las escaleras de caracol exteriores ofrece unas vistas impagables hacia todos los puntos cardinales, con el puerto a los pies, O Castro hacia el interior, y la silueta de las Cíes en la entrada de la Ría

El edificio original tiene muy buenas comunicaciones, con escaleras en distintos puntos, algunas con barandillas de estilo racionalista. Todo construido con criterios de funcionalidad en línea con el pragmatismo y la mecanización de la factoría. Sus propietarios presumían de que fabricaban el pan casi sin intervención de la mano del hombre. El ejemplar de FARO que anunciaba la apertura en noviembre de 1924 reseñaba que las instalaciones eran "lo último en la industria de la panificación, y su funcionamiento constituye un alarde de los progresos de la mecánica". En los años 60 comenzó el declive de La Panificadora, que echó la verja en 1981. Desde entonces clama por su rehabilitación.

Caballero encarga el diseño de los usos públicos

  • El alcalde, Abel Caballero, encargará mañana a la Gerencia de Urbanismo iniciar el diseño de los usos públicos de La Panificadora dentro del plan que promueve para recuperar el antiguo complejo fabril mediante una asociación con la Zona Franca. El trabajo incluirá la definición de los usos y su localización concreta, el estudio de viabilidad económica, y la fórmula urbanística que se aplicará para cambiar la clasificación de la parcela, calificada ahora mayoritariamente como residencial y comercial en el Plan Especial del Casco Vello.Además quedará fijado qué edificaciones se conservan. "Se mantendrá lo máximo posible", explica Caballero, quien afirma que todo el proceso se realizará "de forma dialogada con la ciudad".El alcalde llevará al pleno de Zona Franca su plan a principios de septiembre. Una vez que obtuviese el respaldo su intención es que el Consorcio se incorpore de inmediato al estudio de los usos para establecer cuáles desarrollaría en los terrenos que pasarían a ser de su titularidad. Paralelamente se negociará con los propietarios de La Panificadora un acuerdo de compra. Caballero plantea que el organismo estatal aporte dos tercios del coste, mientras que el Concello afrontaría la cantidad restante. En caso de que no hubiese acuerdo con los dueños se iría a la expropiación. El Ayuntamiento prevé completar en año y medio el cambio de la clasificación urbanística.

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