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José María Mella: "Europa se olvidó de las personas y precisa un gobierno fuerte elegido en las urnas"

"Hay que avanzar en la unión bancaria y fiscal y volver a invertir para crecer", avisa

Mella en la charla en la Asociación de Vecinos O Calvario. // J. Lores

José María Mella defiende una UE más democrática y que apueste por las políticas sociales para frenar el descontento de la ciudadanía con sus instituciones. El catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid ofreció ayer una charla en la Asociación de Vecinos de O Calvario bajo el título "Otra Europa es posible". El colaborador de FARO receta trabajar por una unión bancaria y fiscal e impulsar la inversión para alejar el fantasma de la austeridad.

- ¿Han fallado más las políticas económicas o las sociales?

-El descontento viene más por la ausencia de políticas sociales. Los ciudadanos no ven que se tengan en cuenta sus necesidades. Hay desempleo, bajos salarios, las clases medias viven cada vez peor y la austeridad ha empeorado los servicios básicos. El proyecto europeo se ha olvidado de la parte social.

- ¿Se puede frenar la actual crisis identitaria de la Unión?

-Es fundamental crear un gobierno europeo democrático. Si se toman a nivel europeo decisiones cruciales como el control de déficit de los estados, debe hacerlo un ejecutivo legitimado por las urnas.Los ciudadanos desconfían de las instituciones, no creen en la clase política y esto hay que corregirlo de raíz porque es muy peligroso.

- ¿Frenaría eso el descontento?

-Una parte. El sistema actual hace que no nos sintamos partícipes de lo que dedicen. Las elecciones a la Eurocámara son un mecanismo insuficiente. ¿Quién fija el objetivo de déficit del 3%? Nadie lo sabe. Las grandes cuestiones están fuera del control de la ciudadanía.

- ¿Miró la UE más por los datos macro que por las personas?

-El control de los desequilibrios macroeconómicos repercutió de forma muy negativa en el estado del bienestar. Las personas han contado o no cuentan nada en la Europa actual. Tenemos un problema social muy gordo y para que la Unión funcione los ciudadanos deben ver que se priorizan sus necesidades.

- ¿Cuál es el principal problema que se debe atajar dentro de la UE?

-El más grave quizá fue y es la gestión de la crisis financiera. Los responsables están claros pero ellos no lo resolvieron y lo tuvo que hacer el sector público con dinero de todos. Eso es inasumible. Se aumentó el déficit por culpa de las malas decisiones de unos pocos y en lugar de recortar gastos para funcionar de forma más eficiente se atacó a sectores sensibles como la sanidad.

- ¿Qué cambios plantea?

-El sistema financiero aún es vulnerable y podemos vernos ante nuevos ajustes y fusiones. Es hora de insistir en acelerar la unión bancaria y establecer de forma clara que los problemas de los bancos deben pagarlos sus accionistas y acreedores y no el sector público. Y es prioritario trabajar por una unión fiscal que evite desequilibrios entre el norte y el sur de Europa. Debe haber un proceso de ajuste y eso se puede hacer a través del Banco Central Europeo.

- ¿Cómo se ataja el problema de la deuda? ¿Es suficiente el actual ritmo de crecimiento?

-En absoluto. La economía crece por circunstancias favorables como tipos de interés bajos, la caída del precio del petróleo o la inseguridad en países del sur del Mediterráneo que nos aporta turistas. La economía va mejor, pero las perspectivas no son buenas para 2017. Para pagar la deuda hay que crecer y para lograrlo es necesario invertir. Tenemos instrumentos para ello. El Banco Europeo de Inversiones es muy potente y lo puede hacer a tipos bajos y controlables. Una nueva política inversora que se sume al llamado Plan Junker con 300.0000 millones permitiría combatir la tensión social.

- ¿Cómo se ha podido gestionar tan mal la política migratoria?

-Por las continuas tensiones entre el poder político y el financiero. La economía actual no busca crear bienes y servicios, solo especula, y esos son los valores que predominan. Por eso es crucial un nuevo poder político que se imponga con políticas menos proteccionistas. Aunque soy pesimista porque falta liderazgo. Tenemos unos líderes agotados en Alemania y Francia.

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