José Marcial Alonso en la Ferretería Iturmendi // Adrián Irago

José Marcial Alonso pudo haber aprovechado el fin de la renta antigua para bajar la verja de Iturmendi, donde trabaja desde hace 51 años, y jubilarse. "Me hubiera gustado, porque estos años de crisis queman mucho, pero aguanto para ver si hay un futuro bonito para los que se quedan", explica y añade que son 8 trabajadores. No quería trasladarlo: "Nuestra clientela nos conoce aquí y no hay muchos locales grandes en la zona. "Con buena voluntad por ambas partes", alcanzaron un acuerdo para permanecer en el local del 18 de la calle Progeso. Cree que tampoco fue un "muy mal momento para negociar" por el estado en el que está el mercado y la cantidad de locales libres en la zona.

Fueron unos vascos los que fundaron esta ferretería en Vigo en 1945. Primero ocuparon una esquina. Dos décadas después, alquilaron también el almacén de vinos, con salida de carro de caballos incluida, donde hoy permanece el negocio. Cuando el dueño se jubiló, dos empleados compraron la empresa. Uno se hizo con un local en Coia y José Marcial, con el del Progreso. Heredó la renta antigua, que se revalorizó con diversas modificaciones del contrato. Pagaba 900 euros por sus 260 metros cuadrados. Se lo han subido alrededor de un 30% en unas negociaciones amables que empezaron a principios de noviembre. Hacer frente a este incremento, tras 7 años de caída de beneficios y el último, "casi nivelados", supone "un esfuerzo muy grande". Sin embargo, reconoce que "cada. uno tiene que defender lo suyo" y que "los propietarios con rentas muy antiguas aguantaron muchísimo".