La imponente estampa del "Oasis of the Seas" en el puerto vigués atrajo ayer a miles de personas a la ciudad. Un continuo trasiego de gente que comenzó a primera hora de la mañana y se mantuvo durante toda la jornada. Calles y plazas abarrotadas, colapso de tráfico en el entorno portuario, colas interminables en los accesos a los parkings y autobuses repletos de pasajeros demostraron el enorme poder de atracción este gigante de los mares.

Vigo se empapó de un ambiente festivo para celebrar la histórica visita del transatlántico más grande del mundo que, unida a la presencia del "Celebrity Infinity", reunió en la ciudad a 12.000 cruceristas. "Esto es algo impresionante, nunca vi el puerto tan animado y con tanta multitud. Parece que está toda la ciudad aquí para recibir el barco, y no solo vigueses, sino que también ha venido gente de toda la comarca e incluso de otras zonas de Galicia y Portugal", afirma Manuel Díaz, un vigués que acudió con su hijo Fabio a ver el gigante marino.

La actuación de grupos de música y baile folclórico, demostraciones de oficios tradicionales y pasacalles dieron colorido a las calles para amenizar la visita de los miles de visitantes. "El ambiente es muy bonito y da gusto ver el centro lleno de gente. Esto deja mucho dinero en la ciudad y en estos momentos es muy necesario, ojalá viniese uno así todas las semanas", indica Olga González mientras contempla el buque junto a su marido Francisco Javier Salgueiro y su hija María.

Las personas que quisieron acercarse al puerto en sus coches particulares no tuvieron más remedio que armarse de paciencia. "Estaba todo colapsado y los aparcamientos completos, por lo que tuvimos que ir hasta el parking de Rosalía de Castro. Pero merece la pena porque no todos pueden presumir de conocer el crucero más grande del mundo y a mi hija le hacía mucha ilusión. Es como una ciudad flotante, me encantaría que dejasen verlo por dentro, debe ser espectacular", comentan Olalla Gesteira y Carlos Rodríguez, acompañados de su hija Lucía.

Muchos aprovecharon la jornada para acercarse al puerto y quedarse a comer en los restaurantes del centro. "Mi marido es aficionado a la vela y vino en barco, y ya que estamos en el centro aprovechamos el día. El ambiente es muy bueno y los niños se han quedado impresionados por el tamaño del barco", señala María Soler, junto a sus dos hijos Nicolás y Laura, y su sobrina Claudia.

A pesar de que los vigueses están acostumbrados a la visita de este tipo de transatlánticos colosales, el buque de la naviera americana Royal Caribbean levantó una expectación nunca vista. "Es fabuloso, se trata de algo único, un acontecimiento que no olvidaré nunca", reconocía la viguesa Raquel Méndez. "He visto muchos cruceros pero este es el más grande del mundo y su visita dejará un inolvidable recuerdo a los vigueses", concluye Raquel.