Nueve turismos, tres camiones y dos motocicletas cayeron ayer uno detrás de otro en la trampa en que se convirtió uno de los carriles de incorporación de la A-55 a la AP-9 en el alto de Puxeiros. La presencia de un líquido deslizante en la calzada provocó que los pilotos perdieran el control de sus vehículos y acabaran empotrándose. Incluso el camión del Grupo Municipal de Intervención Rápida (Grumir) de Mos que acudió a la zona en labores de auxilio también se accidentó nada más llegar. El peor parado fue uno de los dos motoristas, que tuvo que ser trasladado por el 061 al hospital Povisa. Ayer por la tarde ya había sido dado de alta.

El choque tuvo lugar sobre las 13.40 horas. "Era como una pista de patinaje", admitían fuentes del Grumir de Mos. El vehículo que causó el vertido no se vio implicado en el accidente y se desconocía su paradero, lo que dificultó las labores de limpieza. "Era como un barniz, pero no sabíamos exactamente el qué. Esto nos obligó a hacer varias pruebas para poder limpiarlo bien", explicaron fuentes del cuerpo de bomberos de Vigo. La retirada de los vehículos implicados y la limpieza de los más de 400 metros de calzada afectados por el líquido deslizante obligaron a tener el carril cortado más de tres horas.

Al lugar acudieron también efectivos sanitarios, de la Guardia Civil de Tráfico, así como de Protección Civil y el servicio de limpieza y mantenimiento de carreteras del Ministerio de Fomento.

El siniestro causó además retenciones en la zona del alto de Puxeiros. Los peor parados fueron los conductores que se incorporaron al carril en el que se produjo el accidente que se toparon con la carretera cortada y que tuvieron que esperar a que Tráfico realizara los desvíos.