El Concello cierra la puerta al derribo de la Cruz de O Castro al considerar que ya no es un símbolo franquista
Un informe municipal rechaza la petición de la Asociación pola Memoria Histórica do 36 - "Tras 30 años sin emblemas, es eso: una cruz", ratifica

La Cruz de O Castro, con el edificio del Concello y la ría al fondo.
REDACCIÓN
La cruz de O Castro se conservará porque "tras 30 años sin escudos, emblemas o inscripciones que recuerden o exalten la sublevación militar, la Guerra Civil o la represión de la Dictadura, es eso, una cruz". Bajo esos argumentos el Gobierno local acaba de cerrar la puerta al derribo del monumento que guarda el monte O Castro desde 1961, algo que solicitó hace dos años la Asociación Viguesa pola Memoria Histórica do 36. Un reciente informe del secretario del pleno, José Riesgo Boluda, ratifica así las razones esgrimida por el Concello hace un mes, cuando avanzó que la cruz se mantendría. Su nuevo pronunciamiento responde a las alegaciones presentadas entonces por Memoria Histórica do 36, con lo que descarta definitivamente la demolición.
El documento municipal reconoce que, cuando fue erigida en 1961 -a su inauguración asistió el propio Franco-, el monumento "supuso un agravio inútil, una humillación innecesaria, un sufrimiento añadido y una afrenta absurda para aquellas personas que no secundaron la ideología de la Dictadura". Sin embargo -continúa el informe del secretario del pleno- la cruz está hoy libre de esos valores. Concretamente desde que, en junio de 1981, con Manoel Soto como regidor, la primera corporación democrática le confirió, "con el deseo de que no existan vencedores ni vencidos", el valor de homenaje "a los muertos de la Guerra Civil". En las mismas fechas se retiraron los símbolos asociados al régimen: la inscripción de los "Caídos por Dios y por España", el emblema de la Falange y el de los Tradicionalistas, etc.
"Hoy no consta en el monumento las inscripciones en bronce, ni las coronas de laurel, ni ninguno de los emblemas originales", recuerda el Concello. Por ello, y el tiempo transcurrido, el Gobierno local entiende que la cruz ya "no es un símbolo de la Dictadura, sino un símbolo religioso, básicamente cristiano".
El documento recoge las alegaciones presentadas por Memoria Histórica do 36 en febrero, en las que se insiste en el valor "conmemorativo de la sublevación militar golpista de 1936" que tiene la cruz. A ellas se responde con el acuerdo plenario de tiempos de Soto y se argumenta: "No constan en la cruz enaltecimiento, justificación o elogios de la Guerra Civil, o de la sublevación militar de la Dictadura, se trata de un elemento neutro de simbología religiosa y no implica exaltación ninguna".
A renglón seguido, el secretario del pleno defiende el proceder del Ayuntamiento y recuerda que el Concello de Vigo "incoó un procedimiento con las máximas garantías de seguridad jurídica de la Administración Municipal y para la Asociación Viguesa pola Memoria Histórica do 36 en su condición de interesada".
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