“Existen contactos en los baños, pero como en todas las terminales; no hay ninguna mafia, esto no es prostíbulo”. El gerente de la estación de autobuses de Vigo, Julio González, asegura asimismo que “los casos graves de exhibicionismo pueden contarse con los dedos de una mano, y todavía sobran”. Considera que la terminal está todo el día vigilada por “cuatro o cinco” empleados del departamento de limpieza, información o facturación, quienes “hacen un servicio de vigilancia entre comillas. No son Chuck Norris, claro. Aunque creo que un guardia jurado no solucionaría el problema, no puede hacer mucho más que los trabajadores; no podemos tomarnos la justicia por nuestra mano”. Por la noche, cuando la estación está cerrada, otro empleado ‘vela’ por su seguridad.

A lo largo de sus veinte años al frente de la terminal viguesa, Julio González no recuerda ningún caso de exhibicionismo a menores en las instalaciones, a excepción de los dos que se llevaron a juicio en las últimas dos semanas. Los acusados: un hombre de 67 años y un octogenario. “Los mirones sí que son frecuentes en los aseos, como en otros lugares públicos. Es inevitable. Pero no hay nada más allá”, expresa el responsable. Es consciente de que los baños masculinos acogen “frecuentes” contactos entre personas del mismo sexo, pero reitera que son consentidos. “Si vemos a alguien en esta situación en el interior del aseo, los echamos fuera. Ya nos pasó un par de veces”, confiesa González. Lamenta que las miradas de estas personas que deambulan por la estación en busca de sexo se producen a menudo. “Te puedes sentir molesto, pero no podemos hacer nada”, dice.

Trabajo de la Policía

El gerente discrepa de algunos comerciantes que trabajan en la estación viguesa, quienes urgen la contratación de un vigilante de seguridad profesional. González deja en manos de la Policía los casos de exhibicionismo y ofrecimiento de prácticas sexuales a cambio de dinero que se puedan producir en los aseos de la terminal. “Cuando vemos algo extraño, llamamos a los agentes, y ellos mismos nos dicen que nunca actuemos. El 99,9% de los que se incomodan por las miradas hacia sus partes en el baño no denuncian, aunque nosotros los animamos a hacerlo”, finaliza el gerente.

El Colectivo Galego do Menor reclama personal de seguridad

Pese a que la estación de autobuses de Vigo cuenta con cámaras, los aseos, como es obvio, no tienen ningún tipo de sistema de seguridad. Para reducir los casos de exhibicionismo que según fuentes judiciales y policiales se producen en estas instalaciones, el Colectivo Galego do Menor reclama la contratación de vigilantes de seguridad, de los que carece la terminal. “No me consta que ninguno de los menores que reside en nuestros centros haya sido víctima de uno de estos casos, pero no se puede estar parado hasta que pase algo grave”, expresa el presidente de la asociación, Ángel Martínez. “Hay que buscar una solución; no podemos taparnos los ojos.”