Treinta euros y un vale para dos copas. No es lo que lleva una chica un viernes por la noche en el bolso, sino su sueldo. Varios locales de Vigo fichan a "figurantes". Su misión es llenar los locales entre las doce y las tres de la madrugada, cuando normalmente están vacíos y, de paso, atraer a clientes. Agencias de azafatas y camareras ya están familiarizadas con esta nueva figura. Y parece que resulta. La crisis aprieta, también en la noche, y el sector contesta.

Dueños de pubs de Vigo no lo reconocen abiertamente, pero aseguran que esta práctica está extendida en grandes ciudades. Algunas implicadas aseguran que comenzó hace tres años y se ha extendido por locales de Areal.

Prácticamente son todas chicas, de entre 22 y 30 años y están en grupo. Su trabajo consiste en "hacer bulto" cuando los locales están vacíos a primera hora. Desde el otro lado de la barra, habla una camarera en varios locales de la zona de Areal: "Unos les llaman figurantes, otros azafatas de imagen, o relaciones públicas, pero no ejercen como tal", explica. "Les pagan entre 20 y 30 euros y copas, que ellas consumen mientras están allí". El horario de este peculiar trabajo se extiende desde medianoche a las tres de la madrugada. "Si hay diez chicas, muchos hombres, entran", explica. Esto funciona las noches de jueves y viernes. Son estudiantes o trabajadoras en busca de un dinero extra, explican.

En agencias de azafatas también lo confirman. "Suelen ser amigas de las camareras, chicas monas, que hacen ambiente".

La crisis también entra en los pubs; pero no va de copas. Sortea a los porteros y se queda en la barra, pero no pide. Eso es, grosso modo, lo que describen los hosteleros nocturnos: Tienen la misma clientela, pero consume mucho menos. En el tiempo que antes ponían diez copas, ahora sirven siete.

La tendencia se viene fraguando desde mayo, pero se agrava cada fin de semana. "Los jueves noche han muerto y eran días muy fuertes", asegura el propietario de un pub, Manuel Garrido, "y los tiempos de la movida que siempre caracterizó a Vigo, han pasado", dice. Sus datos van a misa porque tiene un control de asistencia en la puerta del local, el "Gazte". Y éstos dicen que con casi la misma afluencia (sólo un poco menos), factura un 25% menos. "La crisis sólo nos está rematando", aprecia Garrido. Otros handicaps, como la Ley del Ruido y el botellón, han ido minando al sector. El empresario matiza: "Puede que afecte a todos los sectores, pero a nosotros, mucho".

Otro ejemplo: los traspasos. Han pasado de cobrarse cifras de vértigo en la "milla de oro" de la noche, a sufrir un desinterés que se nota en meses de espera. Conseguir el alquiler de un local en la zona de Areal, Rosalía de Castro y las calles perpendiculares, podía suponer hace un año unos 200.000 euros, según los propios empresarios del sector. "Hace un años ese local se hubiese vendido bien", señala el gerente de un pub en relación al que se ve en la imagen, "y lleva casi seis meses sin ocupar". "Lo cierto es que sobrevivimos cinco en la ciudad".

Y los efectos de la crisis han llevado al alcalde de Vigo, Abel Caballero, a reunirse con la asociación de empresarios nocturnos. Mostró "sensibilidad" con el problema, dicen miembros de la Federación de Hostelería. Ahora, ellos se preparan para presentar a la Alcaldía un proyecto de promoción del sector.