Con una superficie de 62 k2, el municipio ourensano de Parada de Sil dista 47.4 km de la capital de provincia. A él se llega por la comarcal 536 Ourense-Trives o desde otros accesos más difíciles pero más interesantes paisajísticamente.

La identidad propia de esta localidad se sintetiza en que es un pueblo pequeño, rural, apartado de grandes ciudades pero con valores patrimoniales muy destacados. Podemos decir que es el corazón de la Ribeira Sacra, destino en el cual se está trabajando para que sea Patrimonio de la Humanidad. Tiene una gestión dinámica, moderna, con cultivos importantes como la castaña o el vino y con una identidad cultural propia: barquilleros, romerías, magostos, el juego ancestral de los bolos, carrera de montaña, andaina de la castaña, conciertos, concursos de microrrelatos y fotografía, y celebraciones y actos diversos.

La auténtica tranquilidad. Hace diez años que el grupo de gobierno ha querido convertir la llegada de visitantes al municipio en motor económico y, se puede decir que, a día de hoy, se ha conseguido. Día tras día se trabaja por poner en valor, conservar y divulgar el patrimonio. Parada de Sil se presenta como un lugar auténtico donde la tranquilidad del territorio y el poso que dejó el tiempo en el patrimonio histórico artístico cuenta al visitante que se encuentra en un lugar intacto.

El paisaje de bancales donde las uvas maduran al ritmo de la tierra y el sol, y el vino se hace lentamente, llevando la impronta del tiempo, es un valor constante y estacionalmente diferente. Bosques de castaños centenarios en los que se potencian visitas, el castaño milenario de Entrambosrríos, y fiestas como el magosto o la "pisa de la castaña" son señas de identidad de este municipio declarado de interés turístico por la Xunta de Galicia en abril de 2015.

De visita obligada

Los lugares más visitados en Parada de Sil son el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, la joya románica de la Ribeira Sacra, y los Balcones de Madrid. Se complementan con los miradores de Castro y Triguás, con la Fábrica de la Luz y la pasarela del río Mao, donde la naturaleza abraza a quien recorre las tumbas antropomorfas de San Víctor de Barxacoba, la necrópolis más grande del noroeste peninsular.

La Casa Museo del Chocolate es única en Galicia, mientras que la geología, explicada en folletos y paneles, permite escuchar mejor al viejo Sil encajado en su cañón y al joven río Mao con su rebeldía. Parada ofrece además magníficas rutas de senderismo en estado puro, con códigos QR y antenas NFC.