Por una arquitectura más respetuosa con el planeta, austera y sostenible

La entrega de los premios se convierte en una reivindicación por una intervención humana con el menor impacto posible sobre el ecosistema

Gala de entrega de los Premios de Arquitectura y Rehabilitación de Galicia.   | // XOÁN ÁLVAREZ

Gala de entrega de los Premios de Arquitectura y Rehabilitación de Galicia. | // XOÁN ÁLVAREZ / X. A. T.

X. A. T.

La gala de la cuarta edición de los Premios de Arquitectura y Rehabilitación de Galicia se convirtió en un acto de reivindicación para que las intervenciones humanas a través de la edificación sean respetuosas con el medio ambiente, austeras y sostenibles. Los galardonados fueron Pedro de Llano por su trayectoria y el arquitecto técnico Carlos Jorreto Veiga, quienes lanzaron su alegato en favor de que las actuaciones artificiales tengan el menor impacto posible sobre la naturaleza.

De Llano no se anduvo con rodeos. En su discurso ante el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y las conselleiras de Medio Ambiente y de Infraestruturas, Ángeles Vázquez y Ethel Vázquez, el arquitecto hizo un llamamiento al Gobierno gallego a dar marcha atrás en la autorización de una línea de alta tensión que atravesará el Castro Lupario –situado cerca de Santiago–, una acción que de llevarse a cabo sería una “atrocidad” que llevaría a pensar, en el futuro, sobre su autoría.

El premiado apeló a la “sensatez, austeridad y sensibilidad” en la arquitectura para evitar “irreversibles intervenciones no deseadas” como la del Castro Lupario.

En respuesta, Alfonso Rueda recogió el guante y se comprometió a intentar “atender” su demanda. No obstante, defendió que tiene que haber un “equilibrio necesario” entre la actividad económica y el respeto al medio ambiente. “No podemos renunciar a no hacer nada en ningún sitio”, sostiene, pero tampoco optar por el pensamiento de que “lo que se estropea ya se arreglará”.

Conocido por obras como la rehabilitación de la aldea prerromana de Piornedo, en Cervantes (Lugo), Pedro de Llano realizó una reivindicación de la “arquitectura anónima” de Galicia, que tiene en cuenta la adaptación al territorio y se hace “en función de las necesidades” de la gente, lo que contrasta con “gran parte” de la arquitectura actual marcada por un contexto económico y social “ajeno al mundo”. Apela a conseguir soluciones basadas en un “mayor rendimiento y menor impacto” al ecosistema.

De Llano considera que Galicia “necesita ser pensada desde la perspectiva de protección de la naturaleza y su patrimonio natural”. Por todo ello, el medio ambiente y la cultura “deben convertirse en una prioridad que garantice todas y cada una de las intervenciones”, con un aprovechamiento de los recursos “austera y lógica”.

El aparejador Jorreto Díaz también demandó una arquitectura que sirva “para dañar menos el planeta”.

Los otros premios entregados, en una gala en la Cidade da Cultura, fueron al bloque residencial de Cornes (Santiago), obra de Carbajo y Barrios Arquitectos, desarrollado por la inmobiliaria Arial, y ; la rehabilitación de las dependencias administrativas Espazo Amizar (A Coruña); una vivienda familiar en Celanova; la huerta y el invernadero del restaurante Culler de Pau en O Grove y un cebadero de ganado en A Fonsagrada (Lugo).