Un gallego preside la asociación de Médicos españoles en Europa: “La formación es más flexible y se cobra el doble”

Alejandro Barros trabaja en Alemania: "No vienen solo doctores, hay enfermeros, odontólogos... hasta un profesor mío de Geriatría"

El ourensano Alejandro Barros (4º por la izquierda), con un grupo de médicos entre los que hay otro español, en el hospital LVR Klinik Köln Merheim de Colonia, Alemania, donde trabaja.

El ourensano Alejandro Barros (4º por la izquierda), con un grupo de médicos entre los que hay otro español, en el hospital LVR Klinik Köln Merheim de Colonia, Alemania, donde trabaja. / FdV

Elena Ocampo

Elena Ocampo

La motivación económica junto con la flexibilidad laboral está detrás del éxodo de miles de facultativos españoles, que deciden ir a trabajar y a especializarse en países como Alemania, Bélgica o Dinamarca. Pero cada vez, antes. El doctor gallego Alejandro Barros, con 29 años, encaja en este perfil de profesional inconformista que, hace cinco años, llegó a Alemania tras pasar por Irlanda.

Con 18, había dejado su Ourense natal para estudiar Medicina en la Universidad Alfonso X el Sabio, en Madrid. Y con 24, se fue a Centroeuropa... a hacer el MIR. Además de cursar una doble especialidad, Alejandro Barros acaba de constituir la Asociación de Médicos Españoles en Europa, de la que es presidente.

Entre sus contactos actuales están dos gallegos (“una chica de A Coruña que está haciendo Cirugía, al norte de Alemania y otro médico que encontré en Berlín”) pero desde que llegó, asegura haberse encontrado en hospitales, en la calle, transporte o en restaurantes a centenares de españoles.

Asegura que la afluencia es masiva y trasciende a los médicos: ya llegan fisioterapeutas, enfermeros... “Hasta mi profesor de Geriatría en la Universidad se vino a trabajar a Bruselas”, comenta. No obstante, defiende el nivel de la formación en Medicina en España. “Tengo contacto con médicos españoles en Suecia, Luxemburgo, Bélgica, Suiza...”

Por citar un dato oficial, hasta 101 doctores solicitaron el certificado de idoneidad profesional en lo que va de 2022 –19 en Pontevedra, 64 en A Coruña, 8 en Ourense y 10 en Lugo–; un documento obligatorio que deben tramitar ante los colegios profesionales para poder ejercer su profesión en otros países, según las Organizaciones médicas colegiales en Galicia.

El germen de la asociación que preside el gallego que, desde su reciente constitución ya tiene 200 socios, fue un grupo de Facebook que comenzó para conectar y ayudar a residentes y médicos, y que en dos años pasó de 20 seguidores y a los 1.200 followers actuales.

“Se me caía la cara de vergüenza al pensar en pedir ayuda a mis padres dos años más”

Alejandro Barros - MIR en Alemania

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Barros comenta a FARO los porqués de su éxodo: “Vi que el sistema en España no me ofrecía flexibilidad ni se adaptaba a mis posibilidades. Con 23 años no sabes si lo que vas a hacer va a ser lo tuyo, si te va a gustar o no, si vas a conectar con el jefe o estar a gusto con el equipo, y el sistema MIR no te permite ni cambiar ni retroceder. ¿Y si elijo Neurología y luego quiero hacer Cardiología? Temía volver a la casilla de salida, como residente de primer año, repetir el MIR, como se exige en España, que penaliza el cambio”, explica.

“También, si quieres formar una familia o ser madre es muy difícil, es un sistema completamente inflexible”, razona. “Eso, sumado a las condiciones económicas: en Madrid, mis compañeros residentes llegaban justos a fin de mes. Ingresaban entre 900 y 1.000 euros. Y yo, que estudiaba en Madrid gracias a la ayuda familiar, al pensar en estar dos o tres años más pidiéndole ayuda a mis padres, se me cae la cara de vergüenza”, comenta. Y lo ilustra gráficamente: “Sientes que no eres el capitán de tu barco. Yo tengo la ilusión de volver, pero no sabes lo que va ocurrir. Entre las dificultades económicas, y la incertidumbre constante, elegí un sistema en el que yo fuese el capitán” , razona.

Aunque no quiere considerarse precursor, porque valora que ya existían “movimientos”, se pasó siete meses enviando mails a las embajadas y contrastando datos. Canadá, Portugal, Francia, Suiza, Alemania... “Quería saber cómo funcionaban las especialidades en cada país para tomar una decisión. Yo hablaba un poquito de alemán, francés, inglés”. Buscó y buscó. Y encontró. “El de Alemania era un sistema flexible que me permitía crecer, ser económicamente independiente y donde no se me penalizaban cambios o aprendizaje”.

Llegué con 24 años a Berlín e hice prácticas en Neurología y en Psiquiatría y por las tardes me dedicaba a estudiar para aprobar el examen de homologación. En 2018 me mudé a Colonia y desde entonces, estoy trabajando aquí. Al final, me decanté por la Psiquiatría, y al mismo tiempo, hago Medicina de emergencia. Me interesaba tener un concepto más integral sobre la Neuropsiquiatría, que es el mundo que me interesa”, relata.

El salario, el doble o el triple que en España

“Me vine solo, con una mano delante y otra detrás. No te haces rico, pero por lo menos llegas al final de mes, sin vivir de la ayuda de los padres”. “El salario es acorde a nuestro nivel de responsabilidad, a las guardias que hacemos y al sacrificio: nuestros sueldo se actualiza cada año y está pactado por convenio. Va aumentando en función de los años de experiencia. Y es la gran diferencia con nuestros compañeros en España. Cobramos prácticamente el doble o el triple que en España.

Consultado a fondo, Alejandro Barros expone números: “Un R1 (residente de primer año) en España gana en función de la comunidad autónoma gana 1.100 euros que, con guardias pueden ser 1.500; mientras que en Alemania el salario ronda los 2.600 o 2.800 euros que, con guardias, se pone en unos 3.100 euros”, resume. Además, en opinión del gallego, el nivel de vida en Colonia es similar al de Madrid. “Creo que la verdad molesta en algunas esferas políticas”, soslaya. Pocas administraciones se han puesto en contacto con su Asociación.

A la pregunta de si volverá a Galicia, Alejandro contesta: “Mi ilusión es volver y concretamente, regresar a Ourense. Pero ya no vuelvo en cualquier condición; podría perdonar hasta lo del salario, pero los contratos de tres meses y bailar de un lugar a otro...”.

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