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Frases que activan alertas por la vida

Falsos mitos suicidas: no es cierto que quien avisa, no lo hace, avisa el nuevo protocolo de prevención de la Xunta

Una joven medita apoyada en la barandilla de un puente. PIXABAY

“No es más que una llamada de atención”. Pensar que la verbalización por parte de un menor de una idea suicida es un acto deliberado solo para alarmar, quizás nos tranquiliza –“en realidad no lo quiere hacer”– pero ese ‘falso mito’ nos lleva a no hacer nada y a minimizar lo ocurrido. En realidad, la persona en riesgo queda más desvalida que antes. ¿Por qué? Pidió ayuda y no le hicieron caso. Así que, podría pensar, ¿para qué volver a pedirla?

Solo corre un riesgo menor de suicidio quien, después de comunicar la idea suicida recibe la ayuda necesaria. “Aunque un intento suicida sea leve no debemos minimizar el riesgo. En la adolescencia esto es importante. La persona sufre y debemos ayudarla a descubrir por qué”. Este es solo uno de los ejemplos que plantea y sobre los que reflexiona el Protocolo de prevención y actuación en los ámbitos sanitario y educativo ante el riesgo suicida infanto-juvenil, que acaba de presentar la Consellería de Sanidade en colaboración con la de Educación.

“Cualquier verbalización o ideación suicida , tanto si procede directamente de la persona en riesgo como si llega por medio de terceras personas, deberá ser comunicada a la dirección del centro educativo del alumno, que debe tomar medidas urgentes”. Así se establece en el protocolo que ahora tendrá que adaptarse al entorno gallego y que está inspirado en el modelo de prevención universal del suicidio basado en la evidencia científica Youth Aware of Mental health, (YAM), del instituto sueco Karolinska, una institución universitaria médica.

suicidio W Faro

Entre las frases que se reproducen literalmente como posibles –solo posibles– alertas de conductas suicidas están algunas de agradecimiento o despedida: “sé que hicisteis todo lo posible” o “siempre os querré”. También, e ver la pérdida de la vida como salida: “la única solución es no despertar más” o “es mejor desaparecer”. También, algunas reiteradas de la vivencia de uno mismo como carga: “estaréis mejor sin mí”, o “no doy más que trabajo”.

Luego, dependiendo de si el alumno se muestra agitado y colabora (o no), el dispositivo contempla realizar una valoración urgente o, directamente, ponerse en contacto con el 061. En todo caso, hay una pequeña entrevista psiqiuiátrica que puede ayudar a evaluar si el riesgo de suicidio es leve, moderado o grave.

Es en el segundo caso –moderado– cuando se activa la vía rápida que esta semana presentó el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña: debe ser evaluado a nivel sanitario por pediatría o por medicina de familia que valorará la necesidad de derivación a Salud Mental por vía rápida o preferente. En todo caso, la demora máxima en ser atendido será de 7 días.

En los casos de riesgo grave se contempla la actuación del 061 para la derivación a urgencias y posterior valoración psiquiátrica. Mientras, los casos que se estimen como leves tendrán evaluación y seguimiento en Primaria.

Pero tampoco las frases son las únicas llamadas de atención sobre una potencial conducta suicida. Cerrar cuentas en redes sociales o colgar mensajes de agradecimiento están entre las señales de alarma conductuales aunque, por su dimensión, pueden ser no exclusivas de conductas suicidas. Incluyen regalar objetos personales, disculparse por hechos pasados o resolver asuntos pendientes. También, un aumento de agresividad o irritabilidad; pérdida de los límites, insomnio… apatía, aislamiento; descenso de las calificaciones o ausencias injustificadas, un comportamiento no habitual en clase o actitud pasiva, triste o distante.

Por otra parte, a nivel educativo, también se regulan las acciones a desarrollar para la acogida en la clase de las personas que hicieron un intento de suicidio, con la ayuda de los círculos de diálogo –una práctica restaurativa que cuenta con el aval del Ministerio de Educación– y se coordinan, también, las acciones a desarrollar en caso de que haya que lamentar el fallecimiento por suicidio de uno de los escolares.

Para abordar el plan en su primera fase, la jefa del servicio de Salud Mental del Sergas, María Tajes, contempla que se instruirá a profesionales de los ámbitos médicos y educativos –con formación en el ámbito de la atención a la infancia; ya sean sanitarios, pedagogos o psicólogos–. La realización de una encuesta de salud anual, que va a permitir conocer los factores de riesgo y protección del alumnado gallego, así como la creación del programa especial Código “Agarimo” –dentro del sistema de alerta escolar que ya funciona con el 061, pero para la atención del riesgo suicida– son algunas novedades que trae la actualización de este protocolo.

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