¿Más gente usa la bicicleta desde que se acondicionó la senda del río Lagares en Vigo? ¿Hay más caminantes en Ourense gracias a las rutas del río Miño y las termas? El efecto de atracción que ejerce la naturaleza sobre la actividad física y el relax parece innegable.
Las principales urbes gallegas –salvo A Coruña– ‘aprueban’ en su proporción de zonas con vegetación y población pero, si las ampliasen, se evitarían hasta 236 muertes anuales de acuerdo con las indicaciones de la OMS de acceso a espacios verdes.
Eso se desprende de un indicador que mide la vegetación viva de un área e incluye desde los árboles de las calles y jardines privados, hasta los parques y otros pulmones vegetales de la ciudad y que se obtiene a partir de imágenes de satélite (denominado índice de vegetación de diferencia normalizada, NDVI).
Siguiendo ese patrón, Santiago (25%)y Pontevedra (28%) son las ciudades gallegas en las que menos personas se ven privadas de la naturaleza urbana, seguidas de Lugo y Ourense –ambas 42%–; Ferrol –con 43%– y Vigo –53 –. A Coruña, con un 66% de población afectada, aparece como décima en las peor situadas, entre 866 ciudades de Europa.
Se trata del estudio de un equipo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) – centro impulsado por Fundación ”la Caixa”–, que elaboró un ranking que sitúa a Elche (Alicante) como la ciudad de Europa con menos mortalidad atribuible a la falta de espacios verdes. Por contra, sitúa a Gijón (Asturias) como la cuarta ciudad europea y la primera española con más mortalidad por la falta de zonas verdes.
En datos generales, el 62% de la población estudiada vive en áreas con menos espacios verdes de los recomendados y esa carencia de espacio verde estaría asociada con 42.968 muertes en Europa –con datos de 2015– que se podrían evitar cumpliendo con las indicaciones de la OMS y equivalen a un 2,3% del total de la mortalidad por causas naturales. El estudio fue publicado a finales del año 2021 en “The Lancet Planetary Health”.
El estudio incluyó un segundo análisis usando otro indicador de espacios verdes: el porcentaje de área verde (%GA). A diferencia del NDVI, este indicador mide el porcentaje de un área que está declarado oficialmente como espacio verde y solo tiene en cuenta las áreas verdes públicas. En el caso de Vigo, por citar un ejemplo, el 54,7% de la población estaría viviendo en áreas en las que menos del 25% de superficie es verde. Una limitación importante del estudio y más, hablando de Galicia, es que no tuvo en cuenta la presencia de espacios azules, como ríos o playas, cuyos posibles beneficios sobre la salud, por lo tanto, no han sido estimados.
La recuperación de áreas urbanas para convertirlas en verdes, así como soluciones basadas en la naturaleza –los tejados verdes o los jardines verticales– y otras medidas como reubicar el tráfico y reemplazar asfalto por corredores vegetales, arbolado urbano o parques son soluciones no solo urbanísticas, medioambientales o arquitectónicas: tienen impacto en la salud. Y la importancia de que los espacios verdes sean accesibles y estén próximos a los domicilios impacta tanto en la vida de los ciudadanos, según ponen de relieve los autores del estudio. “Espacios verdes se asocian con diversos efectos beneficiosos para la salud, entre los que destacan una menor mortalidad prematura, una mayor esperanza de vida, menos problemas de salud mental, menos enfermedad cardiovascular, mejor función cognitiva en niños, niñas y personas mayores y bebés más saludables”, explican. Asimismo, ayudan a mitigar la contaminación atmosférica, el calor y el ruido, contribuyen al secuestro de CO2 y proveen oportunidades para la práctica de ejercicio y la interacción social.
En base a la evidencia científica existente, la OMS recomienda el acceso universal a los espacios verdes y establece la meta de que haya un espacio verde de al menos media hectárea a una distancia de no más de 300 metros en línea recta desde cada domicilio.
La lista de ciudades de más de 100.000 habitantes con los mayores índices de mortalidad atribuible a la falta de espacios verdes está encabezada por dos italianas (Trieste y Turín) e incluye ciudades de Grecia, Europa del Este, las repúblicas bálticas, así como la mayoría de capitales del continente. Entre estas últimas, las que muestran mayor mortalidad son Atenas, Bruselas, Budapest, Copenhague y Riga.
“Nuestros resultados muestran que la distribución de los espacios verdes es muy desigual entre las ciudades en Europa, ya que la mortalidad atribuible a la exposición insuficiente a espacios verdes oscila entre el 0% y el 5,5% del total de las muertes naturales según la ciudad, comenta la investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Evelise Pereira. “Sin embargo” –añade–, “el impacto desigual es no solo entre ciudades, sino también entre las diversas áreas de una misma ciudad, lo cual coloca a algunas personas en situación de desventaja en función de la ciudad o el barrio donde vivan. Muchas veces los espacios verdes no se encuentran cerca de donde vive la gente, de manera que no generan beneficios para la salud.”
El ruido estaría detrás de hasta 23 óbitos al año en Galicia
La exposición prolongada al ruido del tráfico rodado puede provocar una reacción de estrés sostenido, que da lugar a la liberación de hormonas del estrés, al aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y a la vasoconstricción, lo que puede acabar dando lugar a enfermedades crónicas, como las cardiovasculares o a trastornos de depresión y ansiedad. Así lo apunta otro estudio del ISG, que asegura que hasta 23 muertes al año en ciudades gallegas serían evitables con menos ruido –9 en A Coruña y un 20% de población muy molesta; 6 en Vigo, con un 13% de ciudadanos afectados; 3 en Ourense, con 12%, 2 en Santiago, con 11% y una en Pontevedra, con 10%–.